miércoles, 18 de junio de 2025

Yo, el que no se dobla

No soy el marginado,  
soy el margen
(la línea que no borran ni con silencio).

No me llamen desposeído:  
poseo la memoria del hambre,  
el canto de los que no figuran,  
la historia que no entró en los archivos.

Visto harapos, sí.  
Pero cada hilo es testigo:  
del precio de la dignidad,  
del sudor que no entra en estadísticas.

No nací para servir banquetes ajenos.  
No fui moldeado para agachar la cabeza.  
Yo he visto la miseria,  
y ella también me ha visto a mí.  
Nos saludamos con respeto,  
pero no nos besamos la mano.

Mi voz no es eco.  
Es tambor.  
Es grieta.  
Es piedra escrita en la lengua de los olvidados.  

Y si he de caer,  
será de pie.  
Con la palabra alzada  
como lanza  
como lámpara  
como grito.

Porque aún desde el barro,  
se puede levantar una nación de almas.


Luis NSUE MIA
Bata/letras oscuras 2025
Yo, el que no se dobla 



Sin Nombre

Desnudo va, sin ley ni techo alguno,  
el hombre al que olvidaron los espejos;  
la lluvia le acaricia con reflejos  
de un mundo que le niega hasta el ayuno.  

Sus pasos son lamentos en ayuno,  
su piel, un libro escrito en los pellejos;  
se arrastra entre los rostros más parejos  
como un rumor silente y oportuno.  

Ni el pan ni la mirada se le ofrece,  
mas guarda en su rincón de sombra y tierra  
un fuego que ni el odio le adormece.  

Y aunque su alma en la basura encierra,  
hay una dignidad que resplandece  
como un clavel que nace en la caverna.


Lucas SAKUL NSONO 
Sin Nombre.
Bata/letras oscuras 2025

lunes, 16 de junio de 2025

La poesía contemporánea en Guinea Ecuatorial: tradición y renovación

Antes de la llegada de la escritura, la poesía ecuatoguineana se manifestaba a través de relatos, cantos y proverbios transmitidos oralmente. Estas expresiones, en lenguas como el fang y el bubi, estaban profundamente ligadas a la cosmovisión de sus pueblos, con mitos de creación, epopeyas y narraciones sobre la vida cotidiana.

Con la colonización española, la literatura escrita comenzó a desarrollarse en español, aunque con una fuerte influencia de la tradición oral. La poesía adquirió un tono reivindicativo, con autores que denunciaban la opresión y buscaban preservar la identidad cultural.

La poesía en Guinea Ecuatorial ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, consolidándose como una expresión artística que dialoga con la historia, la identidad y las preocupaciones sociales del país. Desde los primeros poetas que escribieron en español hasta las voces actuales que exploran nuevas formas y temáticas, la poesía guineoecuatoriana ha sido un reflejo de resistencia, memoria y creatividad.

Raíces y evolución

Aunque la literatura guineoecuatoriana, en particular la poesía, ha estado marcada por la influencia de la tradición oral bantú y la herencia colonial española. Los poetas ecuatoguinenos han destacado por su capacidad de fusionar elementos de la cultura africana con estructuras poéticas occidentales. Sus obras obras son ejemplos vivientes de cómo la literatura en Guinea Ecuatorial ha servido para preservar la identidad cultural y denunciar injusticias sociales.

A lo largo de la historia, escritores ecuatoguineanos han utilizado la poesía como herramienta de denuncia social, entre sus obras podemos destacar: Gritos de libertad y esperanza de Anacleto Olo Mibuy, en esta obra, el autor expresa el sufrimiento de un pueblo bajo la dictadura; otros autores como Recaredo Silebo Boturu, Donato Ndongo Bidyogo y Juan Tomás Ávila Laurel han utilizado su poesía para denunciar injusticias, en sus textos se refleja la lucha por la libertad y la justicia. En cambio autoras como María Nsue Angü, más conocida por su novela Ekomo, su poesía (aunque escasa) explora la identidad y el papel de la mujer en la sociedad.

Temáticas y estilos actuales

Los poetas contemporáneos han ampliado el espectro temático de la poesía guineoecuatoriana. Poetas como Jorge Abeso han utilizado la poesía como herramienta, no solo de protesta, sino también como un instrumento potente para el resurgimiento de las costumbres culturales olvidadas. Su poesía combina elementos narrativos y líricos, reflejando una profunda conexión con la historia y la identidad ecuatoguineana. Uno de sus poemas destacados es Nuncio Infortunio, que explora temas de destino, fatalidad y mitología, con referencias a la diosa Aurora y la isla de Bioko. Aunque muchos autores ecuatoguinenos abordan cuestiones como la migración, la memoria histórica, la desigualdad y la búsqueda de justicia. Otros como Antonio Juan Okue que escribe una poesía que explora el amor, la introspección y las relaciones humanas con un lenguaje accesible y emotivo. 

Dentro de las fronteras del país, la poesía se ha convertido en un espacio de resistencia y reflexión, donde se exploran tanto el lirismo tradicional como formas más experimentales. Autores como Luis NSUE MIA cuya obra poética refleja una fuerte crítica social y una exploración de la identidad generacional, han revolucionado el estilo poético. En su poema Somos almas de la noche, aborda la percepción de los jóvenes como "rebeldes" y "delincuentes", reivindicando su derecho a cuestionar y expresarse.

Con el paso de los años, colectivos como Locos Por Cultura, Bocamandaja y Biyiyema han hecho posible que la voz de muchos poetas emergentes pueda donar más allá de los círculos de amigos.

Además, la influencia de movimientos literarios internacionales ha llevado a la incorporación de estilos como el realismo mágico y la poesía performativa. La exploración de nuevas estructuras, como el verso libre y la poesía visual, ha permitido a los poetas guineoecuatorianos expandir sus formas de expresión.

El futuro de la poesía guineoecuatoriana

A medida que Guinea Ecuatorial continúa desarrollando su escena literaria, la poesía sigue siendo un vehículo poderoso para la identidad y el cambio social. En la última década han surgido grupos de poesías como el club de poesía, la firma Azul, Aula Poética. etc. Todos estos colectivos con voces propias, utilizan la poesía como una herramienta que denuncie las injusticias sociales. 

La digitalización y la globalización han facilitado la difusión de la poesía guineoecuatoriana más allá de sus fronteras, permitiendo que nuevas generaciones de escritores se conecten con audiencias internacionales.

El desafío sigue siendo la consolidación de espacios de publicación y reconocimiento para los poetas emergentes. Sin embargo, la riqueza temática y estilística de la poesía contemporánea en Guinea Ecuatorial demuestra que la literatura del país tiene un futuro vibrante y prometedor.


Bata, Guinea Ecuatorial 
Junio de 2025
Lucas SAKUL NSONO 


viernes, 13 de junio de 2025

La ambigüedad moral: un reflejo de la complejidad humana

La moralidad, tradicionalmente concebida como un conjunto de normas que rigen lo bueno y lo malo, se tambalea cuando se enfrenta a la complejidad de la experiencia humana. A lo largo de la historia, el pensamiento filosófico ha intentado categorizar la ética en sistemas estructurados, desde el imperativo categórico de Kant hasta la utilidad de Bentham. Sin embargo, en la práctica, la moralidad rara vez se presenta en términos absolutos. Es aquí donde surge la ambigüedad moral, un concepto que desafía la rigidez de los juicios morales y pone de relieve la influencia del contexto y la percepción en las decisiones humanas.

La ambigüedad moral en la filosofía y la literatura

La filosofía ha explorado la incertidumbre ética a través de diversas corrientes. Friedrich Nietzsche, con su crítica a los valores tradicionales, señaló que las nociones de bien y mal son construcciones culturales moldeadas por el poder y la historia. Jean-Paul Sartre, por su parte, introdujo el existencialismo como una visión donde el individuo debe crear sus propios valores en un mundo sin respuestas universales.

En la literatura, la ambigüedad moral ha sido un recurso poderoso para construir personajes complejos. En Crimen y castigo, Dostoyevski plantea el dilema de Raskólnikov, quien justifica un asesinato en nombre de un supuesto bien mayor. En obras más recientes, la literatura gótica y el cine han explorado figuras de antihéroes cuyos actos, aunque cuestionables, revelan conflictos internos que los hacen profundamente humanos.

La ambigüedad moral en la sociedad contemporánea

En un mundo donde la información fluye de manera inmediata y las decisiones morales son constantemente puestas a prueba, la ambigüedad moral se manifiesta en dilemas sociales y políticos. La justicia, lejos de ser una entidad uniforme, es a menudo influenciada por intereses, narrativas y subjetividades. Las figuras públicas, los movimientos sociales y los sistemas judiciales enfrentan constantemente la pregunta: ¿Puede un acto moralmente cuestionable ser justificable bajo ciertas circunstancias?


Por: Sakul NSONO


sábado, 7 de junio de 2025

Desde la cama de la enfermedad.

El sonido monótono del ventilador no lograba acallar el eco de su propia respiración. Su pecho subía y bajaba con dificultad, como si cada bocanada de aire fuese un susurro de despedida. A su lado, la máquina emitía un pitido intermitente, recordándole que aún estaba ahí, atrapado en un cuerpo que agonizaba.  

Sabía que nadie vendría. Su madre había girado el rostro con desprecio cuando los médicos le confirmaron que tenía VIH. Su padre ni siquiera se molestó en escupirle una última ofensa; simplemente desapareció. Su hermano, aquel con quien compartió juegos de infancia, lo miró como si fuera un espectro ajeno, un parásito que merecía ser arrancado de la familia. Y así, quedó solo en una cama de la Unidad de Referencia de Enfermedades Infecciosas, esperando el desenlace.  

Había aprendido demasiado pronto que sobrevivir exigía sacrificios. Desde aquella noche en que fue expulsado de casa, había recorrido las calles de Bata, buscando algún rincón donde el hambre y la vergüenza no lo alcanzaran. La prostitución no fue elección, sino sentencia. Algunos hombres querían el secreto que su cuerpo podía ofrecer, y él aprendió a negociar con lo único que tenía. Lo que no supo fue cuánto costaría.  

Sus dedos delgados se aferraban a la sábana. Había escrito poemas en noches de soledad, versos que hablaban de un hogar imposible, de un amor sin culpa. Pensó en aquellos versos ahora, cuando su voz no tenía fuerzas para recitarlos.  

En medio de esta atmosfera, la enfermera entró en la habitación. Sus ojos mostraban un cansancio comprensivo, una tristeza que no necesitaba palabras. Le acomodó la almohada, ajustó la vía intravenosa. No era familia, pero al menos no lo miraba con desprecio.  Finalmente, corrió la cortina de la ventana para dejar entrar un rayo de luz tembloroso. En ese instante, quiso creer que la vida no lo había olvidado del todo, que quizás, aunque fuese en su último suspiro, alguien en el mundo lo recordaría sin juicio, sin miedo.  

Los días transcurrían con la lentitud de una vela consumiéndose. En el hospital, el tiempo no existía, solo el ritmo de las máquinas, el murmullo lejano de enfermeras y la certeza de que el mundo seguía moviéndose más allá de esas paredes.  

En el cielorraso, la luz blanca de la lámpara parpadeaba débilmente sobre su rostro, como si el universo dudara entre seguir iluminándolo o dejarlo hundirse en la oscuridad.  El aire de la UREI era frío, clínico, carente de cualquier vestigio de calidez humana. A su alrededor, los monitores repetían el mismo ritmo constante, un sonido mecánico que contrastaba con la fragilidad de su cuerpo. No había visitas. No había nombres que preguntar en la recepción. No había manos que sostener en los momentos de mayor dolor.  

Antes de llegar aquí, la vida había sido una sucesión de despedidas y negaciones.  Recordaba el día en que su madre le gritó que era una vergüenza, cuando su padre se negó a mirarlo, cuando su hermano—su amigo de infancia—le cerró la puerta sin una sola palabra. Pero lo que más dolía no era el abandono, sino la certeza de que nunca había sido realmente visto. Para ellos, su existencia había sido un error, una nota discordante en la estructura familiar que debía ser corregida, borrada.  

Las calles de Bata le enseñaron que sobrevivir no siempre tenía que ver con vivir. Las noches eran largas, llenas de rostros que lo miraban sin verlo, de caricias vacías a cambio de dinero. Cada encuentro era una transacción, cada mirada un acuerdo silencioso de necesidad y desprecio. Había aprendido a fingir, a sonreír sin sentir, a existir sin reclamar nada más.  Hasta que su cuerpo se quebró. Hasta que la fiebre se convirtió en su compañera constante.  

Las últimas semanas en el hospital fueron un desfile de preguntas sin respuesta. “¿Cómo te contagiaste?” “¿Dónde están tus padres?” “¿Por qué estás solo?” Pero ninguna pregunta iba acompañada de verdadera preocupación. Eran palabras protocolarias, frases lanzadas al aire por médicos y enfermeras que, aunque no le deseaban mal, tampoco le ofrecían más que un espacio para esperar lo inevitable.  

Solo una enfermera parecía ver algo más en él. Se llamaba Eugenia. Cada noche, antes de apagar las luces, le hablaba con una voz baja, íntima. Le contaba historias de su infancia, le decía que el mundo era más grande que el dolor que él había conocido.  “Alguna vez quise ser escritora”, le confesó en una de esas noches.  Él, en un hilo de voz, le respondió que alguna vez quiso escribir poemas.  Eugenia le sonrió con tristeza.  “No estás solo,” le dijo entonces, y él quiso creerle.  

El amanecer trajo consigo una neblina tenue, un frío que se filtraba a través de las ventanas y le recordaba que el tiempo seguía avanzando, aunque él se sintiera atrapado en su propio ocaso.  

El mundo no cambiaría por él. Sus padres no volverían. Su hermano no aparecería en la puerta del hospital. Pero en esa habitación, por un instante, alguien lo reconoció. Alguien le devolvió el derecho de ser visto.  

Cerró los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, se permitió imaginar que aún quedaba algo más allá de la sombra.  

Eugenia era la única que le hablaba como si aún tuviera futuro. No le preguntaba cómo contrajo el virus, no hacía las preguntas llenas de lástima con las que otros intentaban aliviar sus propias culpas. Le hablaba de cosas pequeñas: del sol entrando por la ventana, de los libros que quería escribir, de la ciudad que algún día soñaba recorrer.  

Una noche, mientras le ajustaba la manta, le dejó sobre la mesa un cuaderno gastado.  

—Para cuando quieras escribir.  

Él lo miró con incredulidad. Sus manos, débiles, lo tomaron con cuidado. Acarició las páginas en blanco y sintió el peso de un regalo que iba más allá del objeto. Era la posibilidad de contar su historia antes de desaparecer.  

Las primeras palabras salieron torpes, llenas de pausas. Escribió sobre las calles que lo acogieron cuando su casa le cerró las puertas, sobre los rostros fugaces de aquellos que lo habían usado, sobre la fiebre que lo arrastró hasta esa cama. Pero también escribió sobre Eugenia. Sobre la forma en que su voz hacía que el dolor se sintiera menos absoluto.  Sobre cómo, en medio de la oscuridad de la UREI, había encontrado una luz que no esperaba.  Cada noche, cuando ella entraba, le leía un fragmento. Primero tímidamente, después con más firmeza, como si las palabras fueran el único puente que aún lo conectaba con la vida.  

—Quiero publicar tu historia —dijo Eugenia una madrugada, con los ojos brillando bajo el reflejo tenue de la lámpara.  

Él rió, aunque su risa apenas fue un soplo de aire.  

—¿Quién querría leerla?  

—La gente necesita saber.   

Sintió un nudo en la garganta. Durante años, había sido invisible. Ahora, en esas hojas ajadas, su existencia tomaba forma, adquiría un lugar en el mundo que le negó todo.  El amanecer llegó con un cielo teñido de rojo. Por primera vez, no sintió que la noche se había llevado otro pedazo de él.  Eugenia había leído su historia. Y eso significaba que había existido.  



Historias jamás contadas 
Por: Sakul NSONO 
Bata: 7 de junio 2025


sábado, 31 de mayo de 2025

Soneto al alma que no despertó

Tan breve fue su paso por la vida,  
un soplo, apenas sueño en primavera,  
dejando en su partida tan severa  
la sombra de una luz desvanecida.  

Jamás sus manos rozarán la aurora,  
ni el aire tibio de un hogar querido,  
su voz será un murmullo desprendido  
que entre los ecos del dolor implora.  

Y aquí me quedo, náufrago en su ausencia,  
un alma rota, un llanto sin consuelo,  
mirando el tiempo arder en su sentencia.  

Si el mundo le negó su azul y cielo,  
que al menos mi tristeza en su presencia  
le erija un canto eterno sobre el suelo.


Letras oscuras 
Sakul NSONO

Destierro de las silabas

Caí en un reloj que nunca había nacido,  
donde el tiempo es un pájaro que se olvida de volar,  
y el silencio cruje como un vidrio roto en la boca del viento.  

Las palabras naufragan en mares sin nombre,  
las vocales se enredan en nudos de fuego,  
y la noche se viste con las cenizas de la voz.  

¡Quién sopla el eco que no existe!  
¡Quién pinta las sombras del aire!  
Las estrellas giran sin rumbo en los labios de un dios extraviado.  

Caigo, caigo, caigo,  
mi paracaídas es una lágrima que nunca tocó el suelo,  
mi alfabeto es un grito que aún no ha despertado.  



Letras oscuras
NSONO 

Caída infinita

Nací en el filo de un relámpago azul,  
cuando el cielo titubeaba entre ayer y nunca,  
y mi sombra se deslizaba por los rincones de la duda.  

Subí al vértice de un sueño oxidado,  
las palabras se despeñaron en el abismo del eco,  
la luna dibujó un esqueleto en la nada.  

¡Oh vértigo! ¡Oh voz sin labios!  
Las sílabas tiemblan en el horizonte abierto,  
los relojes han olvidado su latido.  

¿Quién canta en los huesos del viento?  
¿Quién sopla el polvo en los párpados de Dios?  
Mi paracaídas desgarra la piel del infinito,  
caigo, caigo, caigo…  
hasta que el verbo me consuma.  


Letras oscuras
NSONO 

lunes, 26 de mayo de 2025

La balada del callejón

En la sombra de la urbe cruel,  
donde ruge el hambre y el sol no arde,  
con el filo presto y el pulso fiel,  
nadie manda, nadie es mi baluarte.  

No temo ley, ni juez, ni horca,  
ni uniforme, ni cruz de azar,  
que mi suerte la forjan manos  
curtidas en noches sin descansar.  

Mi mundo es el callejón oscuro,  
sin rey, sin ley, sin juramento,  
mi patria es la furia del muro  
y mi credo, el eco del viento.  

A hierro y fuego se labra el destino,  
sin dueño que dicte su fin,  
pues la vida se juega al peligro  
y el mañana es un sueño sin raíz.  



Luis NSUE MIA 
Almas rebeldes 
Letras oscuras
 

Canto de los héroes

En selva bravía, tronando lamentos,  
tejió la leyenda su fiera estandarte,  
Nzé Medang ruge con ímpetu lento,  
fulgor en su lanza, temblor en su parte.  

La noche, testigo de horrores sangrientos,  
retira su sombra con paso distante,  
que surge Akoma, furioso, violento,  
con bronce en su mano, su furia apremiante.  

El río susurra secretos dormidos,  
las bestias lo oyen, lo sienten, lo temen,  
pues Nsi lo guarda en peñascos heridos,  
su canto es de piedra, su furia sostienen.  

Nzé alza su hierro, combate las sombras,  
Akoma le sigue, quebrando la brisa,  
del monte Sî surgen los bravos que nombran  
sus nombres en fuego, su sangre en ceniza.  

Eyong les bendice con filo en las manos,  
les da de su río la ira sagrada,  
sus ojos relucen cual luces arcanos,  
sus pasos resuenan cual trueno en la nada.  

La selva retumba con gritos y guerra,  
las bestias antiguas reclaman su hora,  
Nzé, como trueno, su lanza destierra,  
Akoma, cual rayo, su filo devora.  

Bajo la selva donde el Nsi reposa,  
se alza el misterio de fuego y presagio,  
allí los guerreros, de estirpe grandiosa,  
forjan su destino con rito y coraje.  

El monte Sî llama con voz tormentosa,  
Eyong les susurra en viento salvaje,  
Nzé y Akoma, con furia gloriosa,  
besan la tierra en solemne homenaje.  

Las llamas reviven el pacto sagrado,  
los cuerpos se ciñen de oscuro carbón,  
los dioses observan el fuego dorado,  
la sangre en la roca es rojo blasón.  

Nzé alza su brazo con hierro encendido,  
Akoma responde con filo de luna,  
sus nombres resuenan en monte prohibido,  
su grito es relámpago, su furia, fortuna.  

Mas surge del río la sombra olvidada,  
Maséi despierta con dientes de roca,  
su piel es espanto, su voz es nevada,  
su ira es estruendo que el bosque sofoca.  

Nzé ruge alto, su lanza centella,  
Akoma resiste con llama de oro,  
Eyong les ampara con férrea doncella,  
las sombras del río sucumben al coro.  

Así con su brío forjaron la historia,  
Nzé con su trueno, Akoma con luz,  
sus nombres cincelan la selva en memoria,  
su canto es eterno, su paso es su cruz.  

El río se agita con furia y con miedo,  
la sombra de Maséi crepita en la bruma,  
su aliento es veneno, su cuerpo es de enredo,  
su grito es relámpago, su fuerza, negrura.  

Nzé no vacila, su acero fulgura,  
cual rayo en la noche, la lanza destierra,  
Akoma lo sigue, su filo apresura,  
con danza de sangre retumba la guerra.  

Maséi ruge airado, con garras de roca,  
sus dientes son filo de antigua tormenta,  
los héroes resisten, la sombra sofoca,  
más densa que niebla, más cruel que osamenta.  

Nzé enciende el aire con fuego en su mano,  
su brazo se extiende con ira bendita,  
Akoma avanza con paso insano,  
su espada reluce cual luna infinita.  

Maséi se retuerce, sus grietas supuran,  
sus gritos en selva se tornan lamento,  
Eyong, en el viento, su furia apresura,  
con truenos sagrados retumba el momento.  

Las bestias despiertan, el monte responde,  
la selva se pliega, la sombra se quiebra,  
Maséi retrocede, su grito se esconde,  
su reino de miedo sucumbe en la guerra.  

Así en la batalla forjaron su estirpe,  
Nzé con su trueno, Akoma con luz,  
sus nombres retumban, su sangre es su insignia,  
su paso es eterno, su canto es su cruz.  

Maséi, en su agonía, retuerce su espanto,  
su sombra se ahoga, su furia se quiebra,  
sus gritos resuenan cual ecos de llanto,  
su cuerpo en la tierra en ruinas se entierra.  

Nzé, victorioso, su lanza levanta,  
Akoma con sangre su acero reluce,  
la selva, rendida, con truenos les canta,  
Eyong les observa, su juicio conduce.  

Mas lejos, oculto en los vientos del Nsi,  
se escucha un presagio, retumba un destino,  
las almas que yacen en monte Sî  
reclaman el precio de su hondo camino.  

Nzé siente el peso del pacto sagrado,  
su sangre, en la roca, es brasa encendida,  
Akoma en su pulso percibe el legado,  
su gloria es su cruz, su guerra es su vida.  

Los dioses no dejan que el hierro se duerma,  
Eyong los reclama con voz infinita,  
Nzé, con sus ojos, contempla su yerma,  
Akoma lo sigue con alma marchita.  

La selva los llama, los vientos los cubren,  
sus sombras se funden con Nsi y sus mares,  
sus nombres se graban, sus glorias relucen,  
mas nunca regresan de oscuros umbrales.  

Así, con su brío, forjaron su estirpe,  
Nzé con su trueno, Akoma con luz,  
sus nombres retumban, su sangre es su insignia,  
su paso es eterno, su canto es su cruz.  


Luis NSUE MIA 
@nsuemia.
nsuemia@gmail.com

Sin palabras que expresen mi tristeza.

Sin palabras que expresen mi tristeza,  
se ahoga en silencios mi alma marchita,  
buscando consuelo, mas todo es ceniza,  
perdida en la sombra de vana certeza.  

Las horas se tiñen de luto y enredo,  
mi pena se extiende como hiedra oscura,  
y en su laberinto, mi sangre murmura  
el eco doliente de un viejo recuerdo.  

Mas surge en la brisa un tenue murmullo,  
susurros de vida que rompen mi duelo,  
esquirlas de luz en el aire repullo.  

Tal vez en el alba despierte el anhelo,  
y el llanto se vuelva radiante arrullo,  
un canto que lleve mi pena al desvelo.  


viernes, 23 de mayo de 2025

Mbañe

El sol agonizaba sobre la bahía de Corisco, desangrando su luz entre las aguas que habían sido testigos de siglos de disputas. Allí, en la pequeña isla de Mbañe, dos hombres esperaban en silencio el desenlace de una batalla que no se libraba con armas, sino con palabras escritas en tratados y alegatos.  

Elián, pescador ecuatoguineano, deslizaba sus manos curtidas por la cuerda de su red. Su abuelo le había contado historias sobre los días en que estas aguas eran indiscutiblemente suyas, cuando los españoles trazaron fronteras que años después serían olvidadas por la codicia del petróleo y el poder.  

A unos pasos, Matéo, soldado gabonés, ajustaba su rifle con movimientos mecánicos. No porque esperara usarlo, sino porque le daba algo que hacer mientras la incertidumbre pesaba sobre su espalda. Desde niño había escuchado que Mbañe pertenecía a Gabón, pero en las noches más tranquilas, entre el rumor de las olas, siempre se preguntó si la tierra podía realmente pertenecer a alguien.  

—Dicen que hoy la Corte Internacional de Justicia decidirá—murmuró Elián, sin mirarlo.  

Matéo exhaló con pesadez. La tierra no decide quién la pisa, pensó, pero no lo dijo.  

El viento trajo la noticia como una sentencia tallada en el aire: Guinea Ecuatorial había ganado la disputa.

Hubo un instante suspendido en el tiempo. Elián cerró los ojos, sintiendo que su abuelo, su padre y todos los pescadores antes que él celebraban en ese mismo momento, en alguna parte más allá del horizonte. Matéo, en cambio, sintió un vacío extraño, una especie de derrota que no tenía bandera ni odio, sino el peso de una historia que nunca había sido suya.  

Se miraron por primera vez en toda la tarde. No había resentimiento, solo la certeza de que, pase lo que pase, el mar seguiría siendo libre.  

—El agua nunca nos separó—susurró Elián.  

Matéo asintió. Y sin decir más, dejó que las olas le mostraran el camino de regreso.  


Lucas sakul NSONO

jueves, 22 de mayo de 2025

Caminos que se cruzan, raíces que se abrazan

Keren

El rincón de Keren comenzó haciendo resúmenes de artículos, una idea cambió el rumbo del blog con un relato, desde entonces y retomando aquellos tiempos en los que disfrutaba de la lectura, comencé a escribir relatos cortos. Más tarde comencé a colaborar con MCDMX ( Masticadores de México) cómo relatadora, colaboré con plataforma cero como columnista "LAS LECTURAS DE KEREN" , También cómo editora en MCDMX gane premios por mi blog , cómo puede ser premio a la mejor entrada del mes , premio a mejor relato ( cultura bubi) , y muchos más, otro cambio llegó y ese fue la dedicación a las reseñas literarias que comenzaron siendo españolas y finalmente africanas y afrodescendientes. Desde no hace mucho colaboro con dos personas afrodescendientes, y en este momento trabajando en un borrador. Ya publiqué, pasajes de una vida, la quimera de Abigail y la magia que hay en mí Ancestras y la 2° parte, más personal. 

El rincón de Keren es un lugar comprometido con la educación, antirracismo, salud y mucho más desde las emociones que albergan a la población negra. Por eso , después de 10 años escribiendo voy un paso más allá.

Caminos que se cruzan, raíces que se abrazan

En el corazón del Golfo de Guinea, la isla de Bioko y el continente africano comparten más que tierra y mar: comparten historia, sangre y sueños. Durante generaciones, los pueblos fang y bubi han convivido bajo un mismo cielo, y aunque la historia ha conocido momentos de tensión, también ha sido testigo de gestos de solidaridad, de encuentros profundos y de una hermandad que, aunque a veces dormida, sigue viva.

Hablar de fang y bubi no es hablar de enemigos, sino de hermanos con heridas. Heridas abiertas por el colonialismo, por las luchas de poder, por el miedo al otro. Pero también hablar de fang y bubi es hablar de lenguas que resisten, de costumbres que perduran, de madres que cantan nanas parecidas a sus hijos, aunque en diferentes idiomas.

Es hora de preguntarnos: ¿qué nos une más que lo que nos separa? ¿No será que los relatos heredados, muchas veces distorsionados, han levantado muros donde podrían crecer puentes?

La hermandad no se impone; se construye. Y se construye desde el reconocimiento mutuo, desde el respeto profundo a la cultura del otro, desde el compromiso colectivo por una Guinea Ecuatorial que no le pertenezca a un solo grupo, sino a todos. Una Guinea donde ser fang no excluya ser solidario con un hermano bubi, y viceversa. Donde la diversidad no sea un obstáculo, sino la mayor riqueza.

Hay jóvenes que ya están rompiendo estos esquemas, tejiendo amistades más allá de los apellidos, mezclando ritmos, compartiendo luchas sociales. Hay sabios que recuerdan los tiempos en que las comunidades intercambiaban productos, saberes y ceremonias. Esa memoria ancestral debe guiarnos.

La verdadera liberación de un pueblo ocurre cuando sus hijos se reconocen como parte de un mismo árbol, aunque sean ramas diferentes. Fang y bubi: dos nombres, una tierra, un destino. Que la historia no se repita con sus sombras, sino con sus luces. Que el futuro se escriba con las manos entrelazadas, no con los puños cerrados.

Solo así seremos verdaderamente libres. Solo así seremos, de verdad, hermanos.

Historias jamás contadas

El doctor Mecheba cerró el expediente con un suspiro. La sala de urgencias del Hospital Regional de Bata ardía con el calor sofocante y la desesperación de los pacientes. Frente a él, un hombre de rostro afilado sostenía a su hijo en brazos. El niño temblaba de fiebre.  

—Doctor, mi hijo tiene paludismo —afirmó el hombre—. No tengo dinero para análisis, pero sé que es paludismo. Déle la medicina.  

Mecheba se acomodó las gafas.  

—Entiendo su preocupación —respondió con calma—, pero debo seguir el procedimiento. Sin una prueba, no puedo prescribir un tratamiento. Ahora la enferme le va a administrar un medicamento que le bajara la fiebre. Toma este volante de laboratorio y que le realicen estas analiticas.

El padre del niño frunció el ceño.  

—¿No puede hacer una excepción? ¿Quiere que mi hijo muera?  

—No es eso —replicó Martín—, pero debo cumplir con el procedimiento correcto. Si le doy un medicamento sin confirmación, podría hacerle daño en vez de ayudarle. El tratamiento no se puede dar sin un juicio medico certero.... Y para esto, tienes que realizar las analíticas indicadas en el volante.

El hombre salió de la consulta sin otra palabra. Su marcha apresurada tenía un propósito que el buen doctor no anticipó. 

Horas después, mientras el médico revisaba expedientes, dos policías apuestas y armados como si anticiparon un enfrentamiento armado irrumpieron en su oficina.  

—Doctor Mecheba—gruñó uno de ellos—, está acusado de negligencia médica. Nos ordenaron su arresto.  

Mecheba apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió los grilletes mordiendo sus muñecas.  

A través de los barrotes de la celda, trató de comprender qué había ocurrido. La influencia de un capitán amigo de la familia del paciente lo había sellado en una prisión injusta. La ley, que debía ser su escudo, ahora se convertía en una cadena.  

La noche caía sobre Bata y, con ella, las sombras de una justicia quebrantada. La gente seguía con su rutina en el recinto hospitalario como si nada hubiera pasado. La sala de urgencias seguís atestada de pacientes impacientes y los médicos trabajaban con labios selladas. Todos tenían otro arresto injustificado.

El en barrio de Covadonga, la tímida luz de la bombilla se filtraba por las persianas del pequeño apartamento que alquilaba el Dr. Mecheba. Isabel Nchama, su esposa preparaba la comida mientras su hija, Lucrecia, terminaba su tarea en la mesa. Mecheba siempre les decía que la educación era la única herramienta que realmente podía cambiar vidas.  Pero esa noche, la rutina se quebró con una llamada que heló la sangre de Nchama.  

—¿Qué dices? —murmuró al teléfono, su voz temblando—. Eso no puede ser verdad...  

Sin poder creerlo, salió corriendo al hospital. Allí, los murmullos se entretejían como sombras.  

—Dicen que el doctor Mecheba está en la cárcel —susurraban las enfermeras—. El padre de un niño lo denunció por negligencia.

Cuando Isabel llegó a la comisaría, vio a su esposo detrás de los barrotes. Su rostro, normalmente sereno, ahora estaba marcado por la fatiga y la incredulidad.  

—No entiendo, Isa —susurró Mecheba—. Solo seguí el protocolo.  

Ella apretó los labios. Sabía que no era cuestión de protocolos, sino de influencias. El padre del niño tenía un cuñado con conexiones en el ejército. Con una simple llamada, transformó su frustración en poder.  

Los días en prisión se hicieron eternos. Lucrecia preguntaba por su padre cada noche, incapaz de comprender la injusticia. Nchama luchaba por encontrar un abogado que se atreviera a enfrentar la acusación. Pero en una sociedad donde la justicia podía torcerse al capricho de unos pocos, todo parecía inútil.  

Un mes después, la verdad comenzó a desmoronar las mentiras. El niño no se mejorana por muchos tratamientos que su padre le buscaba en farmacias de dudosa reputación, y había sido llevado a otro médico, quien, después de un análisis, confirmó que el problema no era paludismo, sino una infección viral que requería otro tratamiento. La noticia llegó a oídos de un juez menos influenciado, que ordenó la liberación inmediata del buen doctor.  

Cuando el doctor cruzó las puertas de la prisión, abrazó a su esposa e hija con una mezcla de alivio y desconfianza en la justicia que había jurado defender.  Pero la herida de la injusticia no se cerraba fácilmente.  

Esa noche, mientras cenaban juntos por primera vez en semanas, Martín dijo con voz firme:  

—Si la ley no protegió a un médico que solo quería hacer su trabajo, ¿cuántos más deben sufrir lo mismo?  

No hubo respuesta, solo el silencio de una familia que entendía que, aunque el encierro había terminado, la lucha por la verdadera justicia apenas comenzaba.  


Luis NSUE MIA 


miércoles, 21 de mayo de 2025

Sonetos a África

SONETO I

África, cuna de fuego y resistencia,  
tierra que canta en lenguas ancestrales,  
rumor de tambores en noches astrales,  
susurros de historia, sangre y conciencia.  

Tus ríos murmuran leyendas de esencia,  
bailan tus pueblos con ritmos triunfales,  
herencia tallada en piedras y trigales,  
orgullo que brilla con luz y presencia.  

De Nubia a Mali, tu gloria no calla,  
forjaste reinos, saber y destino,  
creaste estrellas en danza y batalla.  

Hoy se levanta tu pulso divino,  
que nadie te robe tu voz ni tu talla,  
África eterna, raíz sin camino.  



SONETO II

África canta con voces ardientes,  
su risa es viento que mueve la palma,  
bailan los pueblos con fuego en el alma,  
tejen su historia con hilos valientes.  

Ríos dorados, tambores potentes,  
arte y colores que al mundo desarma,  
brilla su fuerza de inmensa alharma,  
reino de sueños y pasos fervientes.  

Sol de esperanza, pasión encendida,  
surca caminos de gloria infinita,  
África es danza, es fuerza y es vida.  

Hoy se celebra su esencia bonita,  
florece el ritmo que nunca se olvida,  
¡alma de un pueblo que brilla y palpita! 

 

SONETO III

África llora su ayer olvidado,  
caminos rotos, reinos en escombros,  
en su memoria resuenan los hombros  
de aquellos pueblos que han sido apagado.  

Los siglos pasan, su voz ha callado,  
sus dioses duermen en tierras y combros,  
las glorias viejas, los tronos más hondos,  
se han disuelto en el viento cansado.  

Mas nunca muere el pulso en su entraña,  
late en los ríos, en pueblos callados,  
grita en su noche la voz que aún baña.  

El tiempo arrastra sus sueños dorados,  
pero en su sangre la historia no engaña,  
África existe en sus hijos honrados. 


SONETO IV

En cada héroe la llama despierta,  
siguen los pasos de pueblos que encienden,  
reinas que alzan banderas abiertas,  
hijos que luchan, que nunca se venden.  

Mansa Musa, tu oro aún reluce,  
Shaka, tu grito retumba en el viento,  
guerra y saber, que en tierras induce  
fuerza y orgullo en un renacimiento.  

Campos dorados, los mares en danza,  
voces que claman un mundo distinto,  
África avanza, su sueño no cansa.  

Surge su fuego con luz infinita,  
rompe el silencio de siglos extintos,  
¡África brilla, su vida es bendita!  

Luis N. NSUE MIA 


sábado, 17 de mayo de 2025

Historias de mañana

El aire en Malabo estaba inmóvil, como si el mismo viento temiera moverse en una noche tan cargada de presagios. La humedad se pegaba a la piel, impregnando las calles con un olor a tierra caliente y miedo. Se escuchaba el murmullo de un país en espera, un silencio tenso, roto solo por el sonido distante de radios encendidas y el eco de pasos apresurados en los callejones.

Ebele apretó el fusil contra su pecho. Sus dedos temblaban, pero no por miedo—al menos no el miedo que sus compañeros parecían sentir. Su temor era otro, más profundo. ¿Cuánto resistiría su jefe? ¿Cuánto resistirían ellos? Su líder, un hombre que en otro tiempo parecía invencible, ahora se paseaba por los pasillos como una sombra inquieta, murmurando frases entrecortadas sobre traiciones y castigos. 

Desde su puesto, podía ver la gran mesa donde se amontonaban documentos y mapas. La luz de una lámpara titilaba sobre ellos, como si incluso la electricidad dudara. Fuera del palacio, en los límites de la ciudad, los rumores decían que los hombres de Nguere estaban listos. La pregunta que todos callaban era la única que realmente importaba: ¿quién vivirá para ver la luz del día?

Bajo el techo de una casa a medio construir, las manos de okiri se cerraban con fuerza alrededor del metal frío de su pistola. Su corazón latía demasiado rápido, como si ya estuviera en combate. Nunca había disparado a un hombre. Nunca había sentido la verdadera cercanía de la muerte. Pero esta noche no se trataba de temer. Se trataba de terminar con la pesadilla que había consumido a su familia.

Desde la ventana de la pequeña habitación donde él y sus compañeros esperaban la señal, veía las luces apagadas de la ciudad, las calles extrañamente vacías. La gente sabía lo que iba a ocurrir, aunque nadie lo decía en voz alta. ¿Era correcto? ¿Sería realmente el inicio de algo mejor? Se preguntó si en unos años, su nombre quedaría entre los héroes o entre los fantasmas de otra traición.

En la periferia, la oscuridad en la casa de Anabel parecía más profunda que cualquier otra noche. Sus hijos dormían, ajenos a lo que pasaba fuera. Pero ella no podía descansar. El pasado se repetía. Primero su esposo, desaparecido hace años por razones políticas. Ahora, el sonido de puertas cerrándose con prisa en el vecindario, de susurros aterrados tras ventanas entreabiertas.

Sostuvo la vela en su mano, la única luz que se atrevía a encender en la casa. A través de la cortina, vio las sombras de figuras moviéndose rápido, cruzando la calle. Se preguntó si serían hombres de Mabale,  soldados de Mikibi, o simplemente almas buscando refugio en la noche. Un pensamiento le recorrió la piel como un escalofrío: ¿y si mañana despierta y su mundo ya no existe?

En un viejo estudio de fotos, Fabián pasó toda la jornada escribiendo historias que en este momento nadie se atrevía leer. Con los ojos cansados pasó los dedos sobre la portada de su libreta. No había dormido en días, atrapado en la urgencia de documentar cada detalle. La historia le ardía en los dedos. La última vez que había escrito sobre Mabale, los rumores de su captura eran débiles, casi imposibles. Ahora, tenía la certeza de que todo se estaba desmoronando. 

Su pluma rasgó el papel con rapidez: Guinea Ecuatorial, 2 de julio de 3026. La noche se ha vuelto un animal en silencio. Un país espera su destino.

Bajo la luz débil de la lámpara, escuchó un golpe en la puerta. Su aliento se cortó en el pecho. ¿Era la revolución que venía por él? ¿O los últimos coletazos de un régimen que no quería dejar testigos?


Pequeñas historias calladas.

Luis Nsue MIA 

@nsuemia

Bajo cielos de fuego y oro

Bajo cielos de fuego y oro,  

donde el mar canta su eterno canto,  

Corisco despierta en su lecho azul,  

bailando al ritmo del suave encanto.  


Sus arenas susurran historias,  

teñidas de sol y de espuma ardiente,  

donde la brisa lleva secretos,  

y la luna besa su piel silente.  


Manglares de sombras y vida,  

tejidos en verde misterio eterno,  

refugio de aves que gritan al alba,  

y ecos de tiempos que duermen sin invierno.  


Oh, isla de mares profundos,  

templo de sal y de luz errante,  

Corisco, reina de aguas y sueños,  

hermosa, inmortal, siempre vibrante.  



nsuemia@gmail.com 

Luis NSUE MIA 


Brilla, aunque duela.

Si hoy las sombras te envuelven el alma,  

y sientes que el mundo pesa en tu ser,  

recuerda que dentro de cada calma  

hay un latido queriendo vencer.  


Eres estrella, aunque no lo creas,  

y en tu mirada renace el sol,  

aunque la noche susurre tristezas,  

brillas con fuego, destierras temor.  


Las olas rugen, los vientos gritan,  

mas tú resistes, aún en la tormenta,  

pues dentro tuyo la vida palpita,  

con cada paso la luz se incrementa.  


Que el día llegue, que todo sane,  

y cuando mires atrás en la brisa,  

verás que siempre, aún en lo oscuro,  

tu fuerza fue quien prendió la risa.  



Luis NSUE MIA.

nsuemia@gmail.com.


miércoles, 14 de mayo de 2025

SOMBRAS DE ORO

En calles de mármol y rostros de piedra,  

el oro fluye, pero nunca llega.  

Los árboles murmuran verdades dormidas,  

mientras la historia sangra palabras perdidas.  


Las manos vacías extienden su canto,  

pidiendo justicia en mares de espanto.  

Pero el eco responde en monedas gastadas,  

en mesas de lujo y promesas quebradas.  


El río conoce secretos hundidos,  

sus aguas reflejan lo no permitido.  

Pantanos callados guardan testigos,  

raíces enredan los sueños prohibidos.  


¿Quién compra el sol, quién vende la sombra?  

¿Quién viste la mentira con seda y alfombra?  

Las voces se apagan, los gritos se venden,  

en un mercado donde el alma se pierde.  


Pero en la tormenta renace la furia,  

un viento levanta cenizas oscuras.  

El pueblo despierta, la tierra responde,  

y el trueno reclama lo que le esconde.  



nsuemia@gmail.com

Luis NSUE MIA 

Poesía urbana 

EL PACTO DEL SILENCIO

Un eco en la brisa canta verdades,  

pero nadie escucha, solo paredes.  

Los labios sellados con oro y miedo,  

un trato firmado en tinta de fuego.  


Las máscaras ríen en cenas de gala,  

con ojos vacíos, bocas cerradas.  

En la sombra se truecan destinos,  

sellando el alma por unos vinos.  


¿Dónde quedó la voz del ancestro,  

el consejo tallado en maderas viejas?  

Ahora el tambor solo late en secreto,  

asfixiado bajo promesas huecas.  


Los niños preguntan por cuentos de antaño,  

pero el viento responde con llanto extraño.  

El nguba florece en tierras marchitas,  

raíces atadas, palabras malditas.  


Mas vendrá el día en que el río hable,  

las piedras canten, los muros caigan.  

La historia grite lo nunca dicho,  

y el pacto de sombras quede en olvido.



nsuemia@gmail.com 

NSUE MIA 

Letras urbanas.


sábado, 10 de mayo de 2025

Susurros de eternidad.

Muerte, mi amante oculta,  

bailas entre sombras y luz,  

con manos frías pero tiernas  

me envuelves en tu dulce cruz.  


Tus labios no besan,  

mas en su roce callado  

se esconde la promesa  

del descanso tan ansiado.  


No temo tu llegada,  

pues eres solo un umbral  

donde el alma enamorada  

se disuelve en lo inmortal.  


Si el amor es infinito,  

si el tiempo no tiene voz,  

déjame perderme contigo  

en el eco de tu adiós.  



Letras oscuras.

Luis NSUE MIA

Mayo de 2025.

jueves, 1 de mayo de 2025

El último humano

No sé cuánto duró el último ocaso,

ni cuántos siglos rodaron bajo mis pies polvorientos.

Fui la carcasa del último hombre,

el testigo ciego de un adiós sin ceremonia.

Sobreviví a la última canción del viento,

al suicidio de los mares,

a la risa muda de estrellas moribundas.

En los escombros hallé un espejo sin reflejo,

y me descubrí bestia,

y me descubrí dios,

y me descubrí nadie.

El universo olvidó mi nombre

antes de que yo pudiera olvidarlo.

Ahora escribo epitafios sobre el vacío,

esperando que algún cometa me recuerde

cómo se pronunciaba el verbo "vivir".





_Sir Manoiká._

El Precio de Respirar.

 Nací con las manos atadas,

con la boca sellada por los miedos ajenos,

con los ojos abiertos al dolor como única herencia.


Aprendí que la vida no es un regalo,

sino un contrato sin firma,

donde cada latido se paga a plazos imposibles.


Vi a mi madre envejecer en un cuarto de paredes descascaradas,

cosiendo sueños para otros,

mientras los suyos se marchitaban en silencio.


Vi a mis hermanos jugar a ser hombres,

cuando apenas eran sombras,

vestidos de furia para no morir de tristeza.


Y aprendí que respirar duele,

que cada bocanada de aire es un acto de rebelión,

un lujo que aquí pocos pueden permitirse.


El mundo nos enseñó a odiarnos,

a desconfiar del que sufre igual que nosotros,

a disparar primero y preguntar después.

Cambiar...

Cambiar es un verbo que se pudre en la boca de los predicadores.


Pero aun así resisto.

Con los nudillos rotos y el alma remendada,

resisto.

Porque en algún rincón de este lodazal,

sé que aún hay semillas que no se dejaron aplastar.


Y mientras respire,

aunque sea a escondidas,

seguiré diciendo que existí,

que dolí,

que amé,

que fui más que una estadística borrada.




Sir Manoiká.

Mírame

Soy el rostro que ignoraste en tu espejo.  

El eco que tus muros no pudieron silenciar.  

Soy la sombra que camina,  

el grito que nunca fue escuchado.


En cada esquina, una batalla.  

En cada mirada, un juicio.  

¿Quién soy? Me llamas delincuente,  

pero yo, yo me llamo sobreviviente.


La calle me enseñó a pelear,  

a usar mis manos cuando no había palabras.  

La sociedad me dio etiquetas,  

pero nunca oportunidades.


¿Es mi culpa si el hambre me rompe?  

¿Si el vacío me llena de rabia?  

No soy el problema,  

soy el reflejo de lo que olvidaste.



Luis NSUE MIA 

Contra las cuerdas

Dicen que nací libre.

 


"Dicen que nací libre, 

pero las cadenas son invisibles, 

No son de hierro ni de metal, 

son de etiquetas y prejuicios.

“Delincuente” me llaman 

antes de preguntar mi nombre,

como si el juicio estuviera escrito al nacer.


La calle no perdona, 

ni da tiempo para soñar,

Cada esquina es un campo de batalla, 

cada rostro, un espejo.

¿Es mi culpa que aprendí 

a sobrevivir antes que a vivir?  

¿Que crecí en un mundo donde 

las puertas se cierran con candados rotos?


Ellos me ven como una cara

más en el telediario,

Pero yo soy una historia, una lucha, 

una voz que no se apaga.

No me rendiré aunque quieran verme caer,

Porque en mi pecho late algo 

que no me pueden quitar: la esperanza.


Quiero correr, quiero volar, 

pero el suelo me llama.

Dicen que soy problema, 

pero en verdad soy la solución olvidada.

Si tan solo escucharan mi canción 

de dolor y de fuerza ocultada,

Verían que dentro de la sombra,

hay luz buscando nacer."



Luis NSUE MIA 

Contra las cuerdas

miércoles, 30 de abril de 2025

Diálogo interior

 “El hambre no entiende de elección,

La calle no pregunta por tu destino,

Solo toma… toma lo que queda.  

¿Pero qué queda cuando el mundo no ve?”

“El sol se pone, pero nunca para mí,

Su calor se esconde tras los muros.

Un hambre que no solo es del estómago,

Es del alma, es de ser algo más…


Me llamaron ladrón cuando robé pan,

Pero ¿quién roba cuando me quitan el mañana?  

Las risas en casa se apagan con el tiempo,

Los sueños, esos, se ahogan en el silencio.


Veo la calle como un camino 

y como un castillo embrujado.

Un refugio y una trampa, 

un lugar en el que existo; pero dime, 

¿qué hago si todo lo que toco se rompe?  

¿Si mis manos tiemblan 

y mis pies no encuentran norte?


No elegí esta pelea, 

pero la peleo a diario.

No nací como sombra, 

pero la luz me esquiva.

Y aunque la sociedad escriba 

mi destino en tinta oscura,

yo guardo un lápiz, por si acaso 

puedo rehacer la escritura.”

martes, 29 de abril de 2025

Las hazañas de Nzé Medang.

En los albores de un reino silente,  

Nze Medang se alzó, entre miedos y fauces.  

Guardaba en su pecho un juramento antiguo,  

de salvar a su pueblo de sombras y abismos.  


El río Ngola le susurró secretos,  

las aguas traían premoniciones inquietas:  

un poder oscuro acechaba las tierras,  

y él debía enfrentarlo, solo, en la niebla.  


Con el escudo y espada a mano,  

cortó las cuerdas que amarran las almas.  

Convocó espíritus de la selva eterna,  

y caminó entre mundos, ni vivo ni en pena.  


En un claro olvidado, do los árboles murmuran,  

halló la bestia, hija de la noche oscura.  

Con ojos vacíos y garras de fuego,  

exigía tributo, sembrando desespero.  


Nze Medang, de pie, desafió el destino,  

su voz como trueno, su espíritu divino.  

El combate rugió entre sombras y estrellas,  

hasta que la bestia cayó, vencida y sin huellas.  


Pero su victoria trajo un precio amargo,  

marcó su alma con un sello encantado.  

Desde aquel día, en noches sin luna,  

su espíritu vaga, buscando fortuna.  


Cantan los trovadores sobre su gloria y pesar,  

sobre su lucha eterna, el héroe sin hogar.  

En los ecos del pueblo, aún vive su hazaña,  

Nze Medang, el guardián de la montaña.



Luis NSUE MIA.

Bata 29 de abril 2025

miércoles, 16 de abril de 2025

Aquel hombre.

 Con palabras ardientes,

había atravesado corazones 

que aquel gladiador su espada. 

Con honor, gloria y sacrificio,

supo valorar lo ganado, lo perdido; 

ahí do anduvo, conquistó almas 

en toneladas que las fechas 

de un batallón la forjada urbe.

Respetar y admirar al adversario, 

vencer y saber rendir 

para combatir mañana, 

este fue su lema audaz.

Dar el primer paso,

predicar, siempre, con ejemplos 

hicieron de él aquel hombre respetado  

entre camaradas y adversarios.

Hoy, en su descanso bajo tierra 

y quizás por gusanos devorados,

sus pasos siguen guiando a quienes 

en la contienda buscan su consejo.

Aquellos que en el susurro

 del silencio, su voz les otorga asilo.

martes, 15 de abril de 2025

La tierra que traga vivos.

Hay un lugar donde el llanto 

no encuentra descanso,

donde las lágrimas se evaporan antes

 de tocar el suelo

y el polvo cubre los nombres

como si jamás hubiesen nacido.


Una tierra extendida 

como un cuerpo enfermo,

con cicatrices tan hondas que ni el tiempo

 se atreve a mirarlas.

Una tierra cansada de enterrar vivos,

de parir hijos para el hambre,

de ver cómo la esperanza se vuelve hueso.


Aquí, el pan es un mito,

la sed no termina con agua

y la infancia muere sin haber jugado.

Las madres callan,

con la boca llena de ausencias

y los pechos secos como la tierra que pisan.


Nadie pregunta por los hombres.

Han sido tragados por los días,

convertidos en sombra

o en furia mal contenida.

Ya no construyen,

ya no creen,

ya no esperan.


Las ciudades se levantan 

como ruinas nuevas,

decoradas con pancartas 

que prometen un mañana

que nunca llega,

porque el mañana aquí se vendió

junto con la tierra,

el cobre,

la carne.


Y el poder...

el poder ríe.

Ríe en oficinas selladas,

en idiomas prestados,

con manos que nunca tocaron la miseria

y estómagos que no conocen el vacío.


Los discursos se repiten

como letanías cínicas

mientras en las aldeas se reza

para que la muerte al menos sea rápida.


No hay escuelas,

solo paredes que han olvidado 

el eco de la voz humana.

No hay hospitales,

solo habitaciones donde la muerte espera

sentada en una silla rota.


No hay fe.

No hay piedad.

No hay tregua.


Solo polvo,

solo hambre,

solo un sol impasible

que calienta la desgracia

como quien alimenta a su mascota.


Y allá afuera,

el mundo mira desde lejos,

con sus banderas limpias 

y sus culpas lavadas,

cerrando tratados sobre cuerpos,

negociando con nombres 

que no saben pronunciar.


Aquí no queda nada.

Ni rabia,

ni lágrimas,

ni palabras.


Solo el crujir de una tierra 

que traga vivos

y los ojos abiertos de los que 

ya no tienen nada que perder.




La Tierra que Traga Vivos

_(version demo)_

_Sir Manoiká_

domingo, 13 de abril de 2025

Recorrí aquellos senderos

 

Recorrí, entonces, aquellos senderos 

para cobijar (en mi alma destrozada)

fantasmas que en mi demencia

apaciguan al más tenido demonio. 

En mi ser guardo bajo llave al genio, 

al moribundo y al pobre borracho

que ayer rescaté entre copas de vino,

milagro celestial convertido en sangre 

de aquel que pereció por causa nuestra. 


No soy diferente a ti, mi gran camarada;

Como cualquiera siento amor, hambre 

y en ocasiones solté carcajadas,

para no llorar, bajo un intenso sol 

mientras anduve en los senderos 

de la ciudad que me vio crecer.

Más allá de los golpes y bofetadas 

de aquel maestro de primaria 

en su intento de controlar su fracaso,

se encuentra mi infancia borrosa.


Con los lustros he conocido un nuevo 

camino para saldar mi más pesado pecado.

Y aún con la vista todavía en lo más oscuro 

pasado, sigo dibujando negras mariposas 

en las lapidas de aquellos que ví perecer.

Ahora cobijo entre enfermos y moribundos, 

no por placer, no por amor ni por obligación.

Me siento uno más, un alma patológica...

Soy, yo, otro moribundos, otro enfermo,

otro pensamiento equivoco en la mente 

inquieta del abominado de turno...



@nsuemia

Letras oscuras.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Me considero un sobreviviente.

La oscuridad le dió calidez a mi alma, 

la cual sintió frío por mucho tiempo.

Durante largas décadas arrastré

las cadenas oxidadas desde el fango,

lugar donde morí antes de mi parto.


Escribiendo sobre mi piel de ébano 

compuse versos tranquilizantes 

que un barbitúrico y me sentí realizado. 

Forjé mi espada con amor 

y sin temor voy celebrando mi ocaso.


Ayer anduve en caminos equivocados,

salté en lo alto de varios acantilados,

conduje al pecado a santos y a beatos;

tras mis pasos dejé lágrimas derramadas.


Con actitud de un vagabundo

hice regresar a mi alma 

los días celestes de ayer 

y en mercantiles piratas navegué...

Me considero un sobreviviente.



              @nsuemia          

          Letras oscuras.

lunes, 24 de febrero de 2025

Uniendo letras: una visión de extensión literaria

 «Uniendo​ Letras: Una visión de extensión literaria y cultural que trasciende los límites entre dos continentes, materializada por la plataforma Aula Poética» 

Por: Nsono

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      En ocasión al día mundial de las lenguas maternas, 21 de febrero; el colectivo Aula poética ha ofrecido al público batense un recital poético en el patio del centro Cultural de España en Bata

Bajo la coordinación de la profesora Aurora Reino Rubia y Desiderio Esono, hemos podido disfrutar de una tarde mágica de poesía, canticos tradicionales y un cuento que pone de manifiesto las aventuras de la tortuga y su camarada, el tigre.


La actividad ha sido desarrollada por voces jóvenes y las ya consagradas en la poesía contemporánea de Guinea Ecuatorial. Durante la tarde, los jóvenes del colectivo aula poética, han sorprendido al público con los versos del poeta y dramaturgo español, Federico García Lorca y la poetisa Gloria Fuertes. En la misma línea también se recitaron los textos de autores ecuatoguineanos como Raquel Ilombe y Juan Balboa Boneke. El objetivo de esta mezcla poética sirve para promover la interculturalidad entre dos naciones con visiones comunes ante la poesía y unidos por la misma lengua, el español, subrayaron los organizadores de esta tarde de poesía mágica.


Durante está velada, los amantes de la poesía no solo disfrutaron de las letras de estos grandes pietas y poetisas en las diferentes lenguas maternas de Guinea Ecuatorial, también pudieron disfrutar de canticos tradicionales así como un cuento tradicional en la boca de Mr. Algo, un cuento que ponía en primera plana las aventuras de la tortuga y el tigre, dos animales que ocupan una pieza central dentro de las fábulas fang.

Tras un intenso rato mágico de poesía, los presentes daban adiós a esta cita con la compañía de los artista Jay Nvok y Edjang.












lunes, 17 de febrero de 2025

“LA PLATAFORMA AULA POÉTICA REALIZA UNA TARDE DE POESÍA ROMÁNTICA EN CONMEMORACIÓN DEL 14 DE FEBRERO”.


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“LA PLATAFORMA AULA POÉTICA REALIZA UNA TARDE DE POESÍA ROMÁNTICA EN CONMEMORACIÓN DEL 14 DE FEBRERO”.

Por: Desiderio Esono.

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  La tarde de este pasado sábado ha sido escenario del Recital Poético organizado por la plataforma Aula Poética, en el espacio Jadenguer Class, situado en el centro comercial Mbuña Bocamba de esta ciudad de Bata. Una tarde que ha tenido como centro el “amor” declarado en versos, un tema que ha sido tratado partiendo de diversos poemas que durante el proceso se han ido recitando y que han suscitado un gran interés dentro del círculo poético que se había construido en el lugar.



  El evento que contó con al menos cuatro invitados como Aurora Reino, Blas Rivero, Gema y Priscila; comenzó a las 17:30, coordinado por Desiderio Esono, quien procedía con una dinámica en la que cada participante hacía una breve presentación, dándose a conocer de manera intencional para una mejor integración. Tras las presentaciones se procedía con el recital, logrando destacar numerosos poemas como “adiós”, de María Isabel (Mina); “Cómo ha de ser mi mujer”, leído por Juan Diosdado Nguere; “Hago lo que puedo”, de Desiderio Esono (King Desy Esono); “Miradas” de Antonio Juan Okué, leído por José Owono; además de “Ciego enamorado” de Ramón Alogo (Mr. Alogo), entre otros.  

  Durante el encuentro también se abordó sobre nuevas propuestas de proyectos literarios y culturales entre el Centro Cultural de España en Bata y Aula Poética, colaboración en eventos que promuevan el arte y desarrollo de los jóvenes en el aspecto creativo, la creación y promoción de actividades literarias ya establecidas, etc.La tarde se cerraba a las 19:15 con las palabras de Juan Diosdado Nguere, quien a su vez instaba a la promoción y colaboración nuevamente del CCEB a las comunidades, literarias y extendía agradecimientos a la Plataforma Aula Poética por el desarrollo de las actividades. Así se daba por acabado el encuentro, la tarde de poesía romántica en conmemoración del 14 de febrero.

domingo, 16 de febrero de 2025

Cómo si fuese un destino

Cómo si fuese un destino 

y guiado con infinita penumbra,

voy deambulando en la oscuridad,

forjando sin miedo la armadura 

con la que combato esta miseria.

Solitario en esta oscura terraza,

frente a todos mis fracasos de ayer,

pongo en tela de juicio mi conducta 

y como defensor mi cordura.

Pues, que me juzgue el pueblo

si así sus corazones lo desean.

En cuando estén convencidos

de vuestro dictamen y precisen 

que no quedan alegatos que presentar,

los invito que bajo está tímida luz

vean con ojos puros el pecado 

cometido por esta masa, 

desde su indiferencia,

que nos lleva al matadero.


Luis NSUE MIA 

@solo poesía.

viernes, 14 de febrero de 2025

Noticia.














PRESENTACIÓN DEL LIBRO. BATA, 13 DE FEBRERO DE 2023.

Por: Matías ELE NZANG

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Una voz nueva ecuatoguineana se ha dado a conocer en la tarde del 13 de febrero de 2025, en las instalaciones de la Fundación Constancia Mangue NSUE OKOMO. La obra presentada, responde al título de La Agonía de un Amor; su autor Juan Diosdado Nguere.

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En la mesa le acompañaba Bayeme, que fue el moderador de todo el acontecimiento, el Padre Salustiano, también escritor que fue el prologuista y Eyi Nguema, editor y escritor de Ediciones Esangui. 

El desarrollo de la presentación tuvo su cauce. El poeta Desiderio Esono realizó un recital poético, seguido de Ramón Alogo que lo hizo en fang llevando un considerable aplauso por parte del público.

Minutos antes de la intervención del anfitrión de la tarde, pidió que el técnico de sonido pusiera una canción de Amor dedicado a su esposa que se encontraba presente en la sala. Terminando las intervenciones de la mesa, se dió paso a las preguntas y respuestas.

El acto acabó con la firma de libros.

jueves, 13 de febrero de 2025

AYER TE VI

Concepción NGÜI, Poetisa

Concepción NGÜI ENGÁ, Beayob-Nzomo. Micomiseng.

POETISA Y ESTUDIANTE DE DERECHO EN LA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS RELIGIOSAS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE GUINEA ECUATORIAL.

AMANTE DE LA LITERATURA Y EL ARTE. AMANTE DE LO QUE ES LA CULTURA EN SÍ.



Ayer te vi

No como sueles ser sino más deprimida

Sí, te vi.

Te vi a más de cansada, consumida.

Todos hablan de ti y nadie se pela por ti.

Ayer te vi.

Ayer te vi y me contaste que las cosas 

ya no eran igual

Que querías que al menos tu vida tomara 

un ritmo gradual

Y nada, temías a que el mundo esta 

vez te juzgara a ti. 

Ayer te vi.

Y si, te vi.

Ya no con las mismas ganas de vivir

Me dijiste que hasta habías planeado huir

Pues sí, esta vez gritaste: resistí;

Cara de asombro puse,

Que pese a lo dramático 

que sonaba todo contener la risa no pude

¿Sarcástico? No. 

Solo veo a un ser cansado de pasar 

por lo mismo.

Ya perdiste tu brillo, 

ya no eres como antes.

No sé si culparle a la globalización 

o al árbol este que creció con las raíces 

al descubierto;

fácil de tumbar, fácil de secarse.

Fácil de perder su esencia 

y dudar de quien es en realidad.

Claro que muchas han sido 

las aguas que han pasado 

por este arrollo... 

pero ninguna ha vuelto a ser la misma. 

Las ha habido aguas 

que han prendido la luz

Otros que han llevado antorchas 

Otros que han preferido crear faros 

y otras que han optado caminar 

sin iluminación sin darse cuenta.

Sin rumbo, ni voz que adiestre. 

Hoy lloran las calles.

Han desaparecido las hogueras 

Hoy todos somos Maestros 

Hoy el espejo soy yo.

Querida sociedad, 

hoy te proclamas Inexperta 

que todo aquel que se hizo de 

(llave maestra) termina dándote 

la espalda y juzgándote

Mira, ahora te dicen acultural

Y se olvidan que solo eres 

una mera imitadora. 


sábado, 18 de enero de 2025

Yo empecé

Yo empecé forjando en sonetos

aquello que en mi alma gritaba

y con temor el mundo ocultaba

tras oscuros conjuros y amuletos.


Escribí en cuartetos y tercetos

aquella historia jamás contada,

la melodía inspiradora prohibida 

mediante falsas leyes y decretos.


En fúnebres campiñas esperanzas

sembré forjando con pluma aliados,

y con palabras en lugar de lanzas

combatí para espiar vuestros pecados.

Hoy sueño con salir de las andanzas,

senderos donde fuimos condenados.

   


                                        @nsuemia

                                        letras oscuras_2025-1

            

Yo, el que no se dobla

No soy el marginado,   soy el margen (la línea que no borran ni con silencio). No me llamen desposeído:   poseo la memoria del hambre,   el ...