miércoles, 8 de octubre de 2025

Resistencia artística.

Resistencia Artística, un proyecto que convierte el cuerpo en archivo, en herramienta, en grito.

En los márgenes del asfalto y la memoria, en una finca de Bata donde el silencio aún guarda los ecos de danzas ancestrales, se ha gestado un movimiento que desafía la inercia cultural: Resistencia Artística, un proyecto que convierte el cuerpo en archivo, en herramienta, en grito. 
Durante los meses de diciembre y enero 2023/2024 respectivamente, artistas locales se reunieron bajo la guía del actor y rapero Russo Nnandong para explorar la creación desde lo corporal, lo ritual y lo comunitario. El proyecto, titulado “Creación del cuerpo reflexivo”, no fue un simple taller, sino una residencia viva, un laboratorio de pensamiento encarnado. Allí, la danza se entrelazó con la poesía, el teatro con la música, y la reflexión con el sudor. 
El objetivo era claro: profesionalizar a los artistas de Bata, no desde la imposición de modelos externos, sino desde la recuperación de sus propias raíces. Se trabajó con danzas patrimoniales de las distintas etnias de Guinea Ecuatorial en diálogo con la danza contemporánea. El resultado fue una pieza colectiva titulada “Resistir”, presentada públicamente como testimonio de un proceso que no busca la perfección, sino la verdad. 
Más allá de la escena, Resistencia Artística se proyecta como una serie audiovisual que documenta el proceso creativo, los desafíos y las voces que lo configuran. El capítulo piloto, disponible en YouTube, es una ventana a la intimidad de la creación, al pulso de una generación que no se resigna. 
https://www.youtube.com/watch?v=d-K2SJh6Vss&t=82s.

Este proyecto no es un evento aislado, sino parte de una corriente que recorre Bata como un río subterráneo: jóvenes que escriben, que bailan, que filman, que sueñan. Es la resistencia de quienes entienden el arte como herramienta de transformación, como espacio de encuentro, como acto político. 
En un país donde la cultura muchas veces se vive en los márgenes, Resistencia Artística es una afirmación: el cuerpo es territorio, la memoria es potencia, y la creación es un derecho.
Desde finales de dos mil veintitrés han trabajado en dos vertientes concretas la creación del cuerpo reflexivo y la incubadora musical siendo esta última, junto al Centro Cultural de España en Bata, creadores del Moa' Mboka Fest o dicho de otra manera, la fiesta de todos los hijos e hijas del pueblo. Una referencia en el panorama actual de Guinea Ecuatorial.

Resistencia Artística sigue, y actualmente está trabajando en un espectáculo interdisciplinar titulado “Volar” en el que aborda la temática de “Derecho Digital” una apuesta que pretende recorrer diferentes escenarios de la región continental en fechas próximas.







sábado, 4 de octubre de 2025

Sonetos al 12 de octubre














De la Ceiba Despierta


La ceiba vieja guarda en su corteza  
el eco antiguo de un dolor callado,  
pero en su savia late el nuevo estado,  
la voz que brota libre, sin tristeza.  

Guinea, tu raíz es fortaleza,  
tu cielo es canto nunca silenciado,  
y aunque el ayer nos duela en lo sembrado,  
hoy florece la luz con firmeza.  

Doce de octubre, umbral de la memoria,  
día en que el alma alzó su dignidad,  
rompiendo el velo gris de la historia.  

Y en cada pecho vive la verdad:  
somos la tierra, somos nuestra gloria,  
somos futuro, lucha y voluntad.


A los Padres Fundadores


Forjaron patria con la voz alzada,  
con sangre, con palabra y resistencia,  
rompiendo el cerco cruel de la obediencia  
para sembrar justicia en la jornada.  

Sus nombres son raíz en la enramada,  
memoria viva, llama en la conciencia,  
y aunque el poder les negó la presencia,  
su huella es luz en tierra liberada.  

No fueron dioses, fueron voluntad,  
hombres de carne, sueño y dignidad,  
que dieron forma al grito soberano.  

Hoy, doce de octubre, su verdad  
renace en cada pecho ciudadano:  
Guinea les honra, libre y soberana.



Letra de Luis NSUE MIA

jueves, 2 de octubre de 2025

Entrevista a Anita Hichaicoto Topapori

Escribir para sanar, denunciar y transformar.

En Guinea Ecuatorial, donde la literatura sigue siendo un espacio en disputa y donde ser mujer escritora supone enfrentar prejuicios, silencios y estructuras patriarcales, la voz de Anita Hichaicoto Topapori emerge con fuerza propia. Escritora, comunicadora social, feminista y activista por los derechos humanos, Anita ha hecho de la palabra un arma de memoria, denuncia y esperanza.

Su trayectoria, marcada por obras como Sollozos de mujer, esperanza de corazón y El Testimonio de Cenat, refleja un compromiso profundo con la vida de las mujeres africanas, sus heridas y sus resistencias. En esta conversación, nos comparte sus orígenes, su visión de la literatura y su apuesta por transformar la tradición desde dentro.


Identidad y origen

1. ¿Cómo influyó tu infancia en Malabo en tu sensibilidad literaria y social?

Mi infancia en Malabo fue un escenario de contrastes: el silencio impuesto por el patriarcado y, al mismo tiempo, la resiliencia de mujeres que, aun con cadenas, encontraban maneras de resistir. Esos contrastes me enseñaron a escuchar lo que se calla y a darle voz en mi escritura.

2. ¿Qué recuerdos guardas de tus primeros acercamientos a la escritura? ¿Fue un acto íntimo, político o ambos?

 Empecé a escribir como quien busca refugio en medio de la tormenta. Era un ejercicio íntimo, pero pronto descubrí que toda intimidad en mi contexto era también política. Escribir era desobedecer, cuestionar lo que se esperaba de mí y de las mujeres de mi entorno.

3. ¿Qué significa para ti ser mujer escritora en Guinea Ecuatorial hoy?

 Significa resistir, abrir camino y demostrar que la palabra femenina es imprescindible en la construcción de la memoria colectiva. Ser escritora en mi país es desafiar un espacio que nunca fue pensado para nosotras y, aun así, ocuparlo con determinación.


Escritura y visión literaria

4. Tu obra Sollozos de mujer, esperanza de corazón ha tocado muchas fibras. ¿Cómo nació ese libro?

Nació de la urgencia de testimoniar. No quería que las historias de tantas mujeres quedaran en el olvido. Elegí la novela corta como formato accesible, porque en Guinea la lectura aún no es un hábito extendido. Cada personaje es un espejo de realidades que conocí de cerca.

5. ¿Qué cambios hiciste en la segunda edición y por qué?

La primera edición tuvo errores que restaron fuerza al mensaje. En la segunda trabajé con más calma y experiencia: profundicé en los personajes, pulí la estructura y cuidé cada detalle. Fue una manera de honrar a las mujeres que me inspiraron.

6. ¿Cómo defines tu estilo literario? ¿Te identificas con alguna corriente o prefieres romper moldes?

 Mi estilo es testimonial y experiencial. Escribo desde lo vivido, lo escuchado, lo heredado. No me interesa encajar en corrientes predefinidas; prefiero romper moldes y crear un lenguaje propio, que combine la oralidad africana con la escritura literaria.

7. ¿Qué papel juega la oralidad fang o bubi en tu escritura, si alguno?

La oralidad bubi es mi raíz. Crecí escuchando proverbios y relatos en círculo, alrededor del fuego. Esa cadencia oral atraviesa mis textos: escribo no solo para narrar, sino para invocar, para mantener viva una memoria que la colonización intentó silenciar.


Activismo y feminismo

8. Has sido muy activa en la defensa de los derechos de las mujeres. ¿Cómo se entrelazan tu escritura y tu activismo?

Son inseparables. La literatura me da palabras; el activismo me da acción. Mis libros son un altavoz político, y mi militancia se nutre de la fuerza simbólica de la literatura. Cuando una lectora se reconoce en mis páginas, ya hemos comenzado a transformar el mundo.

9. ¿Qué obstáculos enfrentan las mujeres escritoras en Guinea Ecuatorial, y cómo los superas?

El mayor obstáculo es la invisibilidad: publicar cuesta mucho, y cuando lo logramos, nuestra voz suele ser subestimada. Lo enfrento con sororidad y redes: nunca escribo sola, me apoyo en otras y busco abrir caminos colectivos.

10. ¿Crees que la literatura puede cambiar estructuras sociales? ¿Has visto ejemplos concretos?

Sí. Tal vez no derribe gobiernos, pero cambia conciencias. He visto mujeres leer Sollozos de mujer y decirme: “esta historia también es la mía”. Ese acto de reconocerse ya es una grieta en el sistema que nos oprime.


Edición, publicación y futuro

11. Has hablado abiertamente sobre los desafíos de publicar en Guinea. ¿Qué consejos darías a jóvenes escritores que quieren publicar?

Que investiguen antes de elegir una editorial, que cuiden su propiedad intelectual y que no se apresuren. Publicar no es solo imprimir, es pensar en la vida de un libro más allá del entusiasmo inicial. Y, sobre todo, que busquen acompañamiento: escribir es un acto solitario, publicar no debería serlo.

12. ¿Qué importancia tiene el acompañamiento editorial en el proceso creativo?

Es fundamental. Un buen editor no solo corrige, sino que ayuda a afinar la voz del autor. Para mí, el acompañamiento editorial es un acto de respeto hacia la obra y hacia el lector.

13. ¿Qué proyectos literarios o sociales estás desarrollando actualmente?

Trabajo en un ensayo titulado Karityöbó. Voces femeninas desvelan un entramado patriarcal, fruto de entrevistas a liderezas bubis invisibilizadas por la historia oficial. Al mismo tiempo, coordino talleres con mujeres migrantes en el País Vasco, donde la literatura se convierte en un espacio de sanación y empoderamiento.

14. ¿Sueñas con una red de escritoras africanas en español? ¿Cómo la imaginas?

 Sí, la imagino como un tejido horizontal, sin jerarquías, donde podamos acompañarnos, publicar y pensar juntas el español como lengua africana. Sería una red de resistencia, de creación y de memoria compartida.

Cierre

15. Si tuvieras que elegir una frase que defina tu camino como escritora, ¿cuál sería?

“Escribir para sanar, denunciar y crear mareas de cambio social”. Esa frase condensa mi propósito: convertir la herida en palabra y la palabra en futuro.

16. ¿Qué mensaje te gustaría dejar a las jóvenes que están empezando a escribir desde la periferia, desde el silencio?

Que no esperen validación. Que entiendan que cada palabra escrita desde la periferia es un centro nuevo en el mapa del mundo. Que conviertan el silencio en semilla y lo hagan florecer en páginas que incomoden, que incomoden mucho, porque solo lo que incomoda puede transformar.


sábado, 27 de septiembre de 2025

Voces, letras y lírica

La noche en que la poesía alimentó corazones en Bata.

El Centro Cultural Ecuatoguineano de Bata abrió por primera vez sus puertas a un evento literario con un propósito tan artístico como humano: un encuentro benéfico que unió la fuerza de la palabra con el gesto solidario del público.


En un ambiente íntimo, Manoiká, el Vate 69 y Freddy transformaron la sala en un auténtico parque de emociones, alternando relatos reales y ficciones con un sello ingenioso y profundamente cercano. La poesía, viva y palpitante, se convirtió en un lenguaje de encuentro social, donde cada verso tejía vínculos y cada aplauso reafirmaba el sentido comunitario de la velada.

La entrada, lejos de ser monetaria, fue un símbolo de compromiso: alimentos básicos no perecederos entregados voluntariamente por los asistentes, destinados a apoyar a las familias más desfavorecidas de la comunidad de Bisa. Un gesto sencillo, pero de enorme impacto, que otorgó al arte un valor aún más trascendente.

Este evento, concebido como una iniciativa del sello literario @Azul y Betong, demostró la capacidad de la literatura para movilizar a la sociedad sin depender del respaldo de instituciones o empresas. Un proyecto independiente que, gracias a la confianza del público y al esfuerzo conjunto de creadores y organizadores, consiguió dar voz a la solidaridad desde la poesía.

El colectivo Locos por Cultura y las marcas colaboradoras Kiva y Chop di Waka acompañaron la iniciativa, reforzando su alcance y difusión. “La poesía no solo se escribe ni se declama; también se comparte en forma de solidaridad, en pequeños actos que iluminan la vida de otros. Gracias a todos los que con su voz, su presencia y su generosidad transformaron esta noche en un acto de humanidad colectiva”, señalaron los organizadores.

Esta velada no solo confirmó la fuerza de la literatura como motor cultural, sino también su capacidad de convertirse en puente de esperanza, recordando que en cada palabra late la posibilidad de cambiar realidades.


Por Manuel Esono Biká

#Locos por cultura
#Abáá revista de cultura literaria.
#Azul

jueves, 18 de septiembre de 2025

MBG. Parte 1. Letras tras los barrotes.

 












Yo no nací delincuente. Nací en Bata, en una casa de bloques sin pintar, con techo de zinc que cantaba cada vez que llovía. Mi madre me enseñó a rezar, mi padre a desconfiar. En Nbangan, eso era educación básica. Lo demás lo aprendí en la calle.

A los once años vi mi primer machete ensangrentado. A los doce, ya sabía cómo esconderme cuando los de la banda de los “los diablos” pasaban por el callejón. A los trece, me ofrecieron dinero por vigilar una esquina. A los catorce, ya tenía apodos que no se dicen en voz alta. Y a los quince, me convertí en lo que la ciudad llama “problema”.

Pero ¿quién no lo es en Bata? Aquí, la noche no tiene estrellas, tiene gritos. Las peleas entre bandas son el pan de cada día. Los cachetazos se dan con rabia, no con mano. Las violaciones ocurren en patios oscuros, y las agresiones a mano armada ya no sorprenden a nadie. La ciudad se ha vuelto un laberinto de miedo, donde cada calle tiene su propio demonio.

Yo era parte de ese demonio. Lo admito. Robé, amenacé, peleé. No por placer, sino por supervivencia. En Nbangan, si no te haces respetar, te desaparecen. Y el respeto, aquí, se gana con violencia. Quien lo ignora que me cuente su historia.

Cuando la televisión anunció el decreto de lucha contra la delincuencia juvenil, muchos pensamos que era otra promesa vacía. Pero luego llegó “Operación Enclave”, también llamada “Operación Limpieza”. Y no fue una limpieza con escoba. Fue con botas, fusiles y listas negras.

La madrugada que me detuvieron, el aire olía a humo y a traición. No sé si fue el sonido de las botas o el silencio que las precedía lo que me hizo temblar. Yo estaba saliendo por la parte trasera de la casa de mi abuela, con una mochila que no pesaba más que mi miedo. No alcancé ni a cruzar el callejón cuando una patrulla policial se balanceo sobre mí. Tres hombres me rodearon. Uniformes oscuros, rostros sin expresión. Me tiraron al suelo. Me esposaron. Me llamaron por un nombre que no era el mío, pero que yo había ganado en la calle.

Mientras me arrastraban hacia la camioneta, vi a la tía Maruja detrás de su ventana. No dijo nada. Solo me miró como si ya supiera que esto iba a pasar. Los niños del barrio también miraban. Algunos con lágrimas, otros con rabia. Yo bajé la cabeza. No por vergüenza, sino por resignación.

En el cuartel, no hubo preguntas. Solo gritos, golpes, y una celda que olía a desesperanza. Me dijeron que era parte de una red. Que tenía antecedentes. Que mi nombre estaba en la lista. Yo no respondí. ¿Para qué? En Bata, la justicia no siempre pregunta. A veces solo actúa.

Ahora estoy aquí, encerrado. No sé si por justicia o por estadística. Cada noche, cuando escucho los pasos de los guardias, me acuerdo de los míos. De los que di corriendo, huyendo, buscando algo que nunca encontré. Me pregunto si algún día Bata volverá a ser ciudad, y no campo de batalla. Si Nbangan volverá a tener alma, y no solo historia oscura, contada por desconocidos. No sé, si algún día, podré volver a caminar sin que el eco de mis pasos me persiga.



SAKUL NSONO.

Nbangan 23 de septiembre de 2957.


miércoles, 3 de septiembre de 2025

Orishas



Esu es el mensajero entre los humanos y los dioses (Orishas). Sin él, ningún sacrificio o plegaria llega a su destino espiritual.
- Señor de los caminos y las encrucijadas: Representa las decisiones, los giros del destino, y las consecuencias de nuestras actos. Su presencia se asocia con el movimiento, el cambio y la dualidad.
- Naturaleza ambigua: No es ni bueno ni malo. Esu puede sembrar caos o traer orden, dependiendo del contexto. Su carácter travieso y astuto lo convierte en una figura que desafía las normas y revela verdades ocultas.
- Sincretismo: En Cuba, se le asocia con Elegguá; en Haití, con Legba; y en algunas tradiciones católicas, con San Antonio. Sin embargo, Esu y Elegguá no son la misma entidad, aunque comparten atributos.


I. En la boca del abismo ríe Esu

Los cielos sangran cuando Esu despierta,  
y en su risa, mil soles se deshacen;  
las puertas tiemblan, los pactos se deshacen,  
la noche, esclava, su lengua le oferta.
De fuego es su sombra, de sal su oferta,  
y en cada paso, los mundos se desplacen;  
¡oh verbo que a los dioses amenaza!,  
su danza rompe la ley más perfecta.
¿Quién osa nombrar al que no se nombra?  
¿Quién cruza su umbral sin perder la forma?  
Esu, que en la duda siembra destino.
No hay altar que no tiemble si lo invocas,  
ni verdad que no mienta si lo tocas:  
él es el caos que escribe tu camino.



II. El conjuro de los caminos rotos

Encrucijada es su trono invisible,  
y cada piedra que pisa, profana  
la lógica, la fe, la carne humana
¡Esu, el que ríe donde es imposible!
Sus ojos son relojes sin sentido,  
sus manos, mapas de rutas que engañan;  
y en su voz, los profetas se desbañan  
como lunas que olvidan su latido.
¡Oh tú, que en la elección siembras tormenta!  
¡Oh tú, que en el error fundas la ciencia!  
Tu nombre es grieta, tu paso, sentencia.
Que venga el que cree saber su camino,  
que beba del vino que tú fermentas:  
verá que el destino es solo un espejismo.



III. Esu, espejo de los que se niegan

No hay alma que no lleve tu reflejo,  
aunque lo niegue, aunque lo disfrace;  
en cada gesto, tu sombra renace,  
como un dios que se oculta en el espejo.
Tu risa es trueno que rompe el consejo,  
tu paso, fuego que nunca se sacie;  
¡Esu, que en la duda pone su base!,  
y en la certeza, clava su cortejo.
¿Quién puede huir del que habita en todo?  
¿Quién puede amar sin cruzar tu lodo?  
Eres la raíz del verbo que traiciona.
Y aun así, te invoco, padre del giro,  
haz de mi carne tu templo y tu rito:  
que en mi caída florezca tu corona.


Poesía inspirada en el dios yoroba conocido como Ésù o Exu.
Autor: SAKUL NSONO.

jueves, 24 de julio de 2025

El día de la mujer africana

 

El Día de la Mujer Africana: Historia, Lucha y Legado

Por: Sakul NSONO.



Cada 31 de julio, África conmemora el Día de la Mujer Africana, una fecha que honra la resiliencia, el liderazgo y la contribución de las mujeres del continente en la construcción de sociedades más justas y equitativas. Esta celebración tiene raíces profundas en la historia panafricana y continúa siendo un símbolo de lucha y esperanza.

Orígenes: Dar es-Salam, 1962

El Día de la Mujer Africana fue instituido el 31 de julio de 1962 durante la Conferencia de Mujeres Africanas celebrada en Dar es-Salam, Tanzania. Este encuentro reunió a mujeres de diversos países africanos en un momento clave: el proceso de descolonización. Allí se fundó la Organización Panafricana de Mujeres (PAWO), con el objetivo de defender los derechos de las mujeres, promover la paz, la educación y la participación política.

Entre los temas centrales de la conferencia estuvieron:

- El acceso a la educación para niñas y mujeres.

- La lucha contra el apartheid y el colonialismo.

- La promoción de la paz y la democracia.

- La erradicación de la pobreza y el VIH/SIDA.

Avances y desafíos a lo largo del tiempo

Desde entonces, las mujeres africanas han desempeñado un papel crucial en la transformación del continente:

- Presidentas y líderes como Ellen Johnson Sirleaf (Liberia) y Sahle-Work Zewde (Etiopía) han roto barreras políticas.

- Activistas como Wangari Maathai (Kenia), primera africana en recibir el Nobel de la Paz, han vinculado ecología y feminismo.

- Escritoras como Nadine Gordimer y Trifonia Melibea Obono han visibilizado las voces femeninas en la literatura africana.

Sin embargo, persisten desafíos como:

- La feminización de la pobreza.

- La violencia de género.

- El analfabetismo y la mortalidad materna, especialmente en zonas rurales.

Guinea Ecuatorial y el papel local

En Guinea Ecuatorial, el Día de la Mujer Africana ha sido reconocido oficialmente, con discursos institucionales y actividades que destacan el papel de la mujer en el desarrollo nacional. Muchos colectivos han promovido iniciativas sociales y educativas para mujeres vulnerables.

Además, autoras como Trifonia Melibea Obono han desafiado tabúes y abierto espacios de reflexión sobre género, identidad y derechos humanos desde una perspectiva ecuatoguineana.

 El legado y el futuro

El Día de la Mujer Africana no es solo una conmemoración: es una llamada a la acción. Celebra a las mujeres que han transformado sus comunidades y exige que se continúe el trabajo hacia la igualdad real. En palabras de Leymah Gbowee, activista liberiana: “Transformemos nuestras lágrimas en triunfo, nuestra desesperación en determinación y nuestro miedo en coraje”.



Mujer de África


En la raíz del baobab, canta el viento,  
y en su canto florece tu memoria,  
mujer de tierras rojas y silencio,  
guardiana de soles y de historia.

Con palmas firmes moldeas el barro,  
y en tu andar resuena la esperanza;  
de tu mirada brota lo sagrado,  
como lluvia que al alma alcanza.

Eres tambor de lucha en la distancia,  
poesía tejida en cada trenza,  
semilla que no olvida su constancia,  
ni el fuego que arde en tu presencia.

Tu voz es canto que rompe cadenas,  
es eco de mares y sabanas,  
es faro en noches oscuras y llenas  
de promesas que el alba hermana.

Hoy tu nombre se escribe en las estrellas,  
no como sombra, sino como guía:  
Mujer africana, fuerza sin huellas  
que el mundo al fin reconoce y confía.


martes, 15 de julio de 2025

En salas que no estás


 Custodio el temblor que dejaste en mi piel,  
como guardián de un templo roto pero fiel.  
Las paredes murmuran lo que tú callaste,  
y el silencio se vuelve el himno que gasté.

He luchado por ti en salas que no estás,  
con la voz hecha polvo y el alma en compás.  
Mientras el mundo aplaude lo que no ve,  
yo conjuro tu sombra para no caer.

No hay medalla para el que sufre sin testigos,  
solo cicatrices que se hacen abrigo.  
Pero aún sin tu voz, sin tu mirar, sin tu cruz,  
mi paso se alza como llama que no reduce.

Hoy marcho con pasos hechos de espera,  
mientras el mundo gira y desespera.  
Cada huella reclama tu memoria,  
como un libro sin título ni gloria.

He bordado tu nombre en cada jornada,  
como quien ora en lengua olvidada.  
Y si el futuro no devuelve tu voz,  
seré el eco que se hace de dos.

Ya no mendigo la gloria en la penumbra,  
soy llama que la noche nunca deslumbra.  
De cada grieta brota mi verdad,  
y en mi pecho late la eternidad.

He luchado, sí, por un tú que no vuelve,  
pero en mi canto hay un sol que se envuelve.  
Y aunque el silencio no firme su perdón,  
yo camino con alma y con corazón.


Luis NSUE MIA
Manifiesto Poético

viernes, 11 de julio de 2025

La ignorancia inducida por los medios.

La ignorancia inducida por los medios: una epistemología de la distracción

Por: Luis NSUE MIA

Introducción

La ignorancia no siempre es ausencia de saber; a veces, es su simulacro. En una era marcada por el exceso de datos, lo que escasea es el sentido. Los medios de comunicación modernos (digitales, audiovisuales, virales) han erigido una arquitectura informativa que no busca esclarecer, sino distraer. Lo que antes era la plaza pública para el pensamiento, hoy se convierte en un teatro de sombras donde lo visible oculta lo verdadero.

La ilusión del saber: entre el ruido y la apariencia

Siguiendo la línea de Nietzsche, el conocimiento superficial puede ser más peligroso que la ignorancia total. Los medios cultivan una ilusión de saber al ofrecer respuestas rápidas, titulares seductores y verdades empaquetadas. ¿Qué ocurre cuando el individuo ya no distingue entre información y sabiduría, entre datos y comprensión? Se produce lo que podríamos llamar una ignorancia sofisticada: aquella que cita sin pensar, opina sin reflexionar.

Poder y saber: Foucault en el espejo mediático

El filósofo Michel Foucault entendió que el saber es inseparable del poder. Así, los medios no sólo informan: disciplinan, controlan, normalizan. Las narrativas que se repiten no son neutrales; configuran subjetividades, establecen jerarquías, invisibilizan disidencias. La ignorancia inducida no es accidente, sino instrumento. Como en una clínica sin pacientes, el diagnóstico se hace desde el lenguaje, no desde la experiencia.

Pensamiento africano y resistencia epistémica

Frente a esta maquinaria simbólica, las filosofías africanas como el Ubuntu o la negritud proponen una comprensión del saber como vínculo, como memoria compartida. En lugar de consumir información fragmentada, estas corrientes invitan a narrar la realidad desde el nosotros, desde lo ancestral y lo comunitario. En este sentido, resistir la ignorancia inducida no implica aislarse del mundo, sino reescribirlo desde otros marcos epistémicos.

La conciencia como despertar: hacia una gnosis liberadora

La ignorancia mediática puede adormecer el pensamiento, pero nunca extinguirlo. El ser humano conserva, incluso bajo la saturación informativa, una capacidad de asombro. Como señalaría Hegel, la conciencia evoluciona dialecticamente: no se rompe, se transforma. Despertar exige dolor, crítica, y sobre todo, voluntad. Volver a preguntar, en lugar de repetir. Volver a mirar, en lugar de aceptar.

Conclusión

La ignorancia inducida por los medios es un espejo cultural que refleja nuestras prioridades, nuestras pasividades, nuestras urgencias. Pero también nos ofrece la oportunidad de una revolución silenciosa: pensar. No contra los medios, sino más allá de ellos. Porque cuando el saber se convierte en gesto, en encuentro, en creación colectiva, deja de ser mercancía y vuelve a ser libertad.


jueves, 3 de julio de 2025

Donde el polvo piensa.

Donde el polvo piensa: la dignidad y la memoria africana desde una visión del yo que es nosotros.

Por Luis Nsue NSUE MIA

       

        Hay suelos que no se pisan, se escuchan. Porque cada grano de polvo conserva el eco de una historia que no fue escrita con tinta, sino con tambores, cicatrices y cantos nocturnos. África, para quien sabe oírla, no es simplemente un continente: es una filosofía palpitante, una constelación de saberes tejidos en comunidad, resistencia y dignidad.

        En la tradición filosófica africana, el ser no es una isla cercada por la razón individual, sino un cauce que se ensancha con los otros. Ubuntu, decían los sabios bantúes: “Yo soy porque nosotros somos.” Una frase que no es sentencia, sino brújula existencial. En cada gesto de hospitalidad, en cada lamento compartido, renace la certidumbre de que vivir es pertenecer, y que no hay libertad más auténtica que la que no excluye. Es aquí donde afirmamos, los africanos, que yo es equiparable a nosotros. El ser humano es un ser comunitario y es su obligación vivir en la comunidad y servir a la comunidad en el cual vive. Vivimos para servir porque solo cuando servimos, empezamos a vivir.

        No es la herida lo que define la negritud, sino la luz que brota de haber sobrevivido con el alma erguida. Senghor, Césaire y otros poetas pensaron esta negritud no como nostalgia, sino como afirmación: “Mi piel es un juramento”, proclama el verso, y lo es. Un juramento a la dignidad robada y recuperada, a la memoria negada que hoy canta. Ser negro no es una condición histórica: es un manifiesto estético, ético y cósmico.

        Nuestros mayores no envejecen: se vuelven bibliotecas de hueso. En cada frase suya vibra una cosmogonía. La palabra (oracular, sentenciosa y sabia) no necesita academia para legitimarse. Odera Oruka lo entendió con lucidez: la filosofía no está solo en libros, está en las plazas, en las fogatas, en la repetición ritual de un proverbio. Escuchar al anciano es leer un tratado que respira.

        La colonización no solo fue geográfica, sino epistemológica. Nos impusieron mapas que no sabían leer nuestras montañas. Pero cada vez que recordamos, que pensamos desde nuestras lenguas, que danzamos nuestros mitos, una grieta se abre en la piedra del olvido. Porque pensar como africano no es mirar atrás con nostalgia, sino mirar hacia adelante sin renunciar a la raíz.


domingo, 22 de junio de 2025

La Dalla negra


Tú, mi flor de piel de ébano encendida,  
radiante en el crepúsculo silente,  
contemplo en ti la fuerza permanente  
de aquella luz que da sentido a vida.  


Tu voz resuena antigua, bien nacida,  
tambor de amor y canto resistente,  
y en tu mirar profundo y transparente  
la historia canta, libre y no vencida.  

De noche y tierra eres la heredera,  
tu paso deja huella de esperanza,  
tu piel resguarda soles que no mueren.  

Y yo, cautivo en tu silueta entera,  
me abrazo al fuego eterno de tu danza,  
pues en tu abrazo todos los males mueren.



SAKUL NSONO
Letras oscuras
Bata 2025

jueves, 19 de junio de 2025

Barro y relámpagos

Tengo un idioma que sangra,  
otra lengua que reza en sombras,  
y una tercera que bosteza cansada  
de fingir que entiende el poder.

No soy eco de los himnos,  
ni columna en gaceta oficial.  
Soy el verso que se escribe al margen,  
con tinta arrancada al silencio.

Mi abuela hablaba en proverbios;  
mi padre en susurros por si acaso;  
yo… yo grito en octavas rotas  
aunque nadie me entienda entero.

He amado en fang, llorado en español,  
y odiado en dialectos que aún no existen.  
¿Eso me hace traidor  
o testimonio?

Hoy vengo sin metáforas limpias.  
Mi rima es bastarda,  
mi estrofa tiene polvo en los pies  
y hambre en las sílabas.

Que tiemble el pedestal del poema  
cuando le cuente que soy 
todos los nombres  y ninguno,  
pero que aún duele. Y que aún importa.



Luis NSUE MIA 
Poética insurgente desde el cuerpo mestizo. 

Bata/letras oscuras 2025.


miércoles, 18 de junio de 2025

Yo, el que no se dobla

No soy el marginado,  
soy el margen
(la línea que no borran ni con silencio).

No me llamen desposeído:  
poseo la memoria del hambre,  
el canto de los que no figuran,  
la historia que no entró en los archivos.

Visto harapos, sí.  
Pero cada hilo es testigo:  
del precio de la dignidad,  
del sudor que no entra en estadísticas.

No nací para servir banquetes ajenos.  
No fui moldeado para agachar la cabeza.  
Yo he visto la miseria,  
y ella también me ha visto a mí.  
Nos saludamos con respeto,  
pero no nos besamos la mano.

Mi voz no es eco.  
Es tambor.  
Es grieta.  
Es piedra escrita en la lengua de los olvidados.  

Y si he de caer,  
será de pie.  
Con la palabra alzada  
como lanza  
como lámpara  
como grito.

Porque aún desde el barro,  
se puede levantar una nación de almas.


Luis NSUE MIA
Bata/letras oscuras 2025
Yo, el que no se dobla 



Sin Nombre

Desnudo va, sin ley ni techo alguno,  
el hombre al que olvidaron los espejos;  
la lluvia le acaricia con reflejos  
de un mundo que le niega hasta el ayuno.  

Sus pasos son lamentos en ayuno,  
su piel, un libro escrito en los pellejos;  
se arrastra entre los rostros más parejos  
como un rumor silente y oportuno.  

Ni el pan ni la mirada se le ofrece,  
mas guarda en su rincón de sombra y tierra  
un fuego que ni el odio le adormece.  

Y aunque su alma en la basura encierra,  
hay una dignidad que resplandece  
como un clavel que nace en la caverna.


Lucas SAKUL NSONO 
Sin Nombre.
Bata/letras oscuras 2025

lunes, 16 de junio de 2025

La poesía contemporánea en Guinea Ecuatorial: tradición y renovación

Antes de la llegada de la escritura, la poesía ecuatoguineana se manifestaba a través de relatos, cantos y proverbios transmitidos oralmente. Estas expresiones, en lenguas como el fang y el bubi, estaban profundamente ligadas a la cosmovisión de sus pueblos, con mitos de creación, epopeyas y narraciones sobre la vida cotidiana.

Con la colonización española, la literatura escrita comenzó a desarrollarse en español, aunque con una fuerte influencia de la tradición oral. La poesía adquirió un tono reivindicativo, con autores que denunciaban la opresión y buscaban preservar la identidad cultural.

La poesía en Guinea Ecuatorial ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, consolidándose como una expresión artística que dialoga con la historia, la identidad y las preocupaciones sociales del país. Desde los primeros poetas que escribieron en español hasta las voces actuales que exploran nuevas formas y temáticas, la poesía guineoecuatoriana ha sido un reflejo de resistencia, memoria y creatividad.

Raíces y evolución

Aunque la literatura guineoecuatoriana, en particular la poesía, ha estado marcada por la influencia de la tradición oral bantú y la herencia colonial española. Los poetas ecuatoguinenos han destacado por su capacidad de fusionar elementos de la cultura africana con estructuras poéticas occidentales. Sus obras obras son ejemplos vivientes de cómo la literatura en Guinea Ecuatorial ha servido para preservar la identidad cultural y denunciar injusticias sociales.

A lo largo de la historia, escritores ecuatoguineanos han utilizado la poesía como herramienta de denuncia social, entre sus obras podemos destacar: Gritos de libertad y esperanza de Anacleto Olo Mibuy, en esta obra, el autor expresa el sufrimiento de un pueblo bajo la dictadura; otros autores como Recaredo Silebo Boturu, Donato Ndongo Bidyogo y Juan Tomás Ávila Laurel han utilizado su poesía para denunciar injusticias, en sus textos se refleja la lucha por la libertad y la justicia. En cambio autoras como María Nsue Angü, más conocida por su novela Ekomo, su poesía (aunque escasa) explora la identidad y el papel de la mujer en la sociedad.

Temáticas y estilos actuales

Los poetas contemporáneos han ampliado el espectro temático de la poesía guineoecuatoriana. Poetas como Jorge Abeso han utilizado la poesía como herramienta, no solo de protesta, sino también como un instrumento potente para el resurgimiento de las costumbres culturales olvidadas. Su poesía combina elementos narrativos y líricos, reflejando una profunda conexión con la historia y la identidad ecuatoguineana. Uno de sus poemas destacados es Nuncio Infortunio, que explora temas de destino, fatalidad y mitología, con referencias a la diosa Aurora y la isla de Bioko. Aunque muchos autores ecuatoguinenos abordan cuestiones como la migración, la memoria histórica, la desigualdad y la búsqueda de justicia. Otros como Antonio Juan Okue que escribe una poesía que explora el amor, la introspección y las relaciones humanas con un lenguaje accesible y emotivo. 

Dentro de las fronteras del país, la poesía se ha convertido en un espacio de resistencia y reflexión, donde se exploran tanto el lirismo tradicional como formas más experimentales. Autores como Luis NSUE MIA cuya obra poética refleja una fuerte crítica social y una exploración de la identidad generacional, han revolucionado el estilo poético. En su poema Somos almas de la noche, aborda la percepción de los jóvenes como "rebeldes" y "delincuentes", reivindicando su derecho a cuestionar y expresarse.

Con el paso de los años, colectivos como Locos Por Cultura, Bocamandaja y Biyiyema han hecho posible que la voz de muchos poetas emergentes pueda donar más allá de los círculos de amigos.

Además, la influencia de movimientos literarios internacionales ha llevado a la incorporación de estilos como el realismo mágico y la poesía performativa. La exploración de nuevas estructuras, como el verso libre y la poesía visual, ha permitido a los poetas guineoecuatorianos expandir sus formas de expresión.

El futuro de la poesía guineoecuatoriana

A medida que Guinea Ecuatorial continúa desarrollando su escena literaria, la poesía sigue siendo un vehículo poderoso para la identidad y el cambio social. En la última década han surgido grupos de poesías como el club de poesía, la firma Azul, Aula Poética. etc. Todos estos colectivos con voces propias, utilizan la poesía como una herramienta que denuncie las injusticias sociales. 

La digitalización y la globalización han facilitado la difusión de la poesía guineoecuatoriana más allá de sus fronteras, permitiendo que nuevas generaciones de escritores se conecten con audiencias internacionales.

El desafío sigue siendo la consolidación de espacios de publicación y reconocimiento para los poetas emergentes. Sin embargo, la riqueza temática y estilística de la poesía contemporánea en Guinea Ecuatorial demuestra que la literatura del país tiene un futuro vibrante y prometedor.


Bata, Guinea Ecuatorial 
Junio de 2025
Lucas SAKUL NSONO 


viernes, 13 de junio de 2025

La ambigüedad moral: un reflejo de la complejidad humana

La moralidad, tradicionalmente concebida como un conjunto de normas que rigen lo bueno y lo malo, se tambalea cuando se enfrenta a la complejidad de la experiencia humana. A lo largo de la historia, el pensamiento filosófico ha intentado categorizar la ética en sistemas estructurados, desde el imperativo categórico de Kant hasta la utilidad de Bentham. Sin embargo, en la práctica, la moralidad rara vez se presenta en términos absolutos. Es aquí donde surge la ambigüedad moral, un concepto que desafía la rigidez de los juicios morales y pone de relieve la influencia del contexto y la percepción en las decisiones humanas.

La ambigüedad moral en la filosofía y la literatura

La filosofía ha explorado la incertidumbre ética a través de diversas corrientes. Friedrich Nietzsche, con su crítica a los valores tradicionales, señaló que las nociones de bien y mal son construcciones culturales moldeadas por el poder y la historia. Jean-Paul Sartre, por su parte, introdujo el existencialismo como una visión donde el individuo debe crear sus propios valores en un mundo sin respuestas universales.

En la literatura, la ambigüedad moral ha sido un recurso poderoso para construir personajes complejos. En Crimen y castigo, Dostoyevski plantea el dilema de Raskólnikov, quien justifica un asesinato en nombre de un supuesto bien mayor. En obras más recientes, la literatura gótica y el cine han explorado figuras de antihéroes cuyos actos, aunque cuestionables, revelan conflictos internos que los hacen profundamente humanos.

La ambigüedad moral en la sociedad contemporánea

En un mundo donde la información fluye de manera inmediata y las decisiones morales son constantemente puestas a prueba, la ambigüedad moral se manifiesta en dilemas sociales y políticos. La justicia, lejos de ser una entidad uniforme, es a menudo influenciada por intereses, narrativas y subjetividades. Las figuras públicas, los movimientos sociales y los sistemas judiciales enfrentan constantemente la pregunta: ¿Puede un acto moralmente cuestionable ser justificable bajo ciertas circunstancias?


Por: Sakul NSONO


sábado, 7 de junio de 2025

Desde la cama de la enfermedad.

El sonido monótono del ventilador no lograba acallar el eco de su propia respiración. Su pecho subía y bajaba con dificultad, como si cada bocanada de aire fuese un susurro de despedida. A su lado, la máquina emitía un pitido intermitente, recordándole que aún estaba ahí, atrapado en un cuerpo que agonizaba.  

Sabía que nadie vendría. Su madre había girado el rostro con desprecio cuando los médicos le confirmaron que tenía VIH. Su padre ni siquiera se molestó en escupirle una última ofensa; simplemente desapareció. Su hermano, aquel con quien compartió juegos de infancia, lo miró como si fuera un espectro ajeno, un parásito que merecía ser arrancado de la familia. Y así, quedó solo en una cama de la Unidad de Referencia de Enfermedades Infecciosas, esperando el desenlace.  

Había aprendido demasiado pronto que sobrevivir exigía sacrificios. Desde aquella noche en que fue expulsado de casa, había recorrido las calles de Bata, buscando algún rincón donde el hambre y la vergüenza no lo alcanzaran. La prostitución no fue elección, sino sentencia. Algunos hombres querían el secreto que su cuerpo podía ofrecer, y él aprendió a negociar con lo único que tenía. Lo que no supo fue cuánto costaría.  

Sus dedos delgados se aferraban a la sábana. Había escrito poemas en noches de soledad, versos que hablaban de un hogar imposible, de un amor sin culpa. Pensó en aquellos versos ahora, cuando su voz no tenía fuerzas para recitarlos.  

En medio de esta atmosfera, la enfermera entró en la habitación. Sus ojos mostraban un cansancio comprensivo, una tristeza que no necesitaba palabras. Le acomodó la almohada, ajustó la vía intravenosa. No era familia, pero al menos no lo miraba con desprecio.  Finalmente, corrió la cortina de la ventana para dejar entrar un rayo de luz tembloroso. En ese instante, quiso creer que la vida no lo había olvidado del todo, que quizás, aunque fuese en su último suspiro, alguien en el mundo lo recordaría sin juicio, sin miedo.  

Los días transcurrían con la lentitud de una vela consumiéndose. En el hospital, el tiempo no existía, solo el ritmo de las máquinas, el murmullo lejano de enfermeras y la certeza de que el mundo seguía moviéndose más allá de esas paredes.  

En el cielorraso, la luz blanca de la lámpara parpadeaba débilmente sobre su rostro, como si el universo dudara entre seguir iluminándolo o dejarlo hundirse en la oscuridad.  El aire de la UREI era frío, clínico, carente de cualquier vestigio de calidez humana. A su alrededor, los monitores repetían el mismo ritmo constante, un sonido mecánico que contrastaba con la fragilidad de su cuerpo. No había visitas. No había nombres que preguntar en la recepción. No había manos que sostener en los momentos de mayor dolor.  

Antes de llegar aquí, la vida había sido una sucesión de despedidas y negaciones.  Recordaba el día en que su madre le gritó que era una vergüenza, cuando su padre se negó a mirarlo, cuando su hermano—su amigo de infancia—le cerró la puerta sin una sola palabra. Pero lo que más dolía no era el abandono, sino la certeza de que nunca había sido realmente visto. Para ellos, su existencia había sido un error, una nota discordante en la estructura familiar que debía ser corregida, borrada.  

Las calles de Bata le enseñaron que sobrevivir no siempre tenía que ver con vivir. Las noches eran largas, llenas de rostros que lo miraban sin verlo, de caricias vacías a cambio de dinero. Cada encuentro era una transacción, cada mirada un acuerdo silencioso de necesidad y desprecio. Había aprendido a fingir, a sonreír sin sentir, a existir sin reclamar nada más.  Hasta que su cuerpo se quebró. Hasta que la fiebre se convirtió en su compañera constante.  

Las últimas semanas en el hospital fueron un desfile de preguntas sin respuesta. “¿Cómo te contagiaste?” “¿Dónde están tus padres?” “¿Por qué estás solo?” Pero ninguna pregunta iba acompañada de verdadera preocupación. Eran palabras protocolarias, frases lanzadas al aire por médicos y enfermeras que, aunque no le deseaban mal, tampoco le ofrecían más que un espacio para esperar lo inevitable.  

Solo una enfermera parecía ver algo más en él. Se llamaba Eugenia. Cada noche, antes de apagar las luces, le hablaba con una voz baja, íntima. Le contaba historias de su infancia, le decía que el mundo era más grande que el dolor que él había conocido.  “Alguna vez quise ser escritora”, le confesó en una de esas noches.  Él, en un hilo de voz, le respondió que alguna vez quiso escribir poemas.  Eugenia le sonrió con tristeza.  “No estás solo,” le dijo entonces, y él quiso creerle.  

El amanecer trajo consigo una neblina tenue, un frío que se filtraba a través de las ventanas y le recordaba que el tiempo seguía avanzando, aunque él se sintiera atrapado en su propio ocaso.  

El mundo no cambiaría por él. Sus padres no volverían. Su hermano no aparecería en la puerta del hospital. Pero en esa habitación, por un instante, alguien lo reconoció. Alguien le devolvió el derecho de ser visto.  

Cerró los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, se permitió imaginar que aún quedaba algo más allá de la sombra.  

Eugenia era la única que le hablaba como si aún tuviera futuro. No le preguntaba cómo contrajo el virus, no hacía las preguntas llenas de lástima con las que otros intentaban aliviar sus propias culpas. Le hablaba de cosas pequeñas: del sol entrando por la ventana, de los libros que quería escribir, de la ciudad que algún día soñaba recorrer.  

Una noche, mientras le ajustaba la manta, le dejó sobre la mesa un cuaderno gastado.  

—Para cuando quieras escribir.  

Él lo miró con incredulidad. Sus manos, débiles, lo tomaron con cuidado. Acarició las páginas en blanco y sintió el peso de un regalo que iba más allá del objeto. Era la posibilidad de contar su historia antes de desaparecer.  

Las primeras palabras salieron torpes, llenas de pausas. Escribió sobre las calles que lo acogieron cuando su casa le cerró las puertas, sobre los rostros fugaces de aquellos que lo habían usado, sobre la fiebre que lo arrastró hasta esa cama. Pero también escribió sobre Eugenia. Sobre la forma en que su voz hacía que el dolor se sintiera menos absoluto.  Sobre cómo, en medio de la oscuridad de la UREI, había encontrado una luz que no esperaba.  Cada noche, cuando ella entraba, le leía un fragmento. Primero tímidamente, después con más firmeza, como si las palabras fueran el único puente que aún lo conectaba con la vida.  

—Quiero publicar tu historia —dijo Eugenia una madrugada, con los ojos brillando bajo el reflejo tenue de la lámpara.  

Él rió, aunque su risa apenas fue un soplo de aire.  

—¿Quién querría leerla?  

—La gente necesita saber.   

Sintió un nudo en la garganta. Durante años, había sido invisible. Ahora, en esas hojas ajadas, su existencia tomaba forma, adquiría un lugar en el mundo que le negó todo.  El amanecer llegó con un cielo teñido de rojo. Por primera vez, no sintió que la noche se había llevado otro pedazo de él.  Eugenia había leído su historia. Y eso significaba que había existido.  



Historias jamás contadas 
Por: Sakul NSONO 
Bata: 7 de junio 2025


sábado, 31 de mayo de 2025

Soneto al alma que no despertó

Tan breve fue su paso por la vida,  
un soplo, apenas sueño en primavera,  
dejando en su partida tan severa  
la sombra de una luz desvanecida.  

Jamás sus manos rozarán la aurora,  
ni el aire tibio de un hogar querido,  
su voz será un murmullo desprendido  
que entre los ecos del dolor implora.  

Y aquí me quedo, náufrago en su ausencia,  
un alma rota, un llanto sin consuelo,  
mirando el tiempo arder en su sentencia.  

Si el mundo le negó su azul y cielo,  
que al menos mi tristeza en su presencia  
le erija un canto eterno sobre el suelo.


Letras oscuras 
Sakul NSONO

Destierro de las silabas

Caí en un reloj que nunca había nacido,  
donde el tiempo es un pájaro que se olvida de volar,  
y el silencio cruje como un vidrio roto en la boca del viento.  

Las palabras naufragan en mares sin nombre,  
las vocales se enredan en nudos de fuego,  
y la noche se viste con las cenizas de la voz.  

¡Quién sopla el eco que no existe!  
¡Quién pinta las sombras del aire!  
Las estrellas giran sin rumbo en los labios de un dios extraviado.  

Caigo, caigo, caigo,  
mi paracaídas es una lágrima que nunca tocó el suelo,  
mi alfabeto es un grito que aún no ha despertado.  



Letras oscuras
NSONO 

Caída infinita

Nací en el filo de un relámpago azul,  
cuando el cielo titubeaba entre ayer y nunca,  
y mi sombra se deslizaba por los rincones de la duda.  

Subí al vértice de un sueño oxidado,  
las palabras se despeñaron en el abismo del eco,  
la luna dibujó un esqueleto en la nada.  

¡Oh vértigo! ¡Oh voz sin labios!  
Las sílabas tiemblan en el horizonte abierto,  
los relojes han olvidado su latido.  

¿Quién canta en los huesos del viento?  
¿Quién sopla el polvo en los párpados de Dios?  
Mi paracaídas desgarra la piel del infinito,  
caigo, caigo, caigo…  
hasta que el verbo me consuma.  


Letras oscuras
NSONO 

lunes, 26 de mayo de 2025

La balada del callejón

En la sombra de la urbe cruel,  
donde ruge el hambre y el sol no arde,  
con el filo presto y el pulso fiel,  
nadie manda, nadie es mi baluarte.  

No temo ley, ni juez, ni horca,  
ni uniforme, ni cruz de azar,  
que mi suerte la forjan manos  
curtidas en noches sin descansar.  

Mi mundo es el callejón oscuro,  
sin rey, sin ley, sin juramento,  
mi patria es la furia del muro  
y mi credo, el eco del viento.  

A hierro y fuego se labra el destino,  
sin dueño que dicte su fin,  
pues la vida se juega al peligro  
y el mañana es un sueño sin raíz.  



Luis NSUE MIA 
Almas rebeldes 
Letras oscuras
 

Canto de los héroes

En selva bravía, tronando lamentos,  
tejió la leyenda su fiera estandarte,  
Nzé Medang ruge con ímpetu lento,  
fulgor en su lanza, temblor en su parte.  

La noche, testigo de horrores sangrientos,  
retira su sombra con paso distante,  
que surge Akoma, furioso, violento,  
con bronce en su mano, su furia apremiante.  

El río susurra secretos dormidos,  
las bestias lo oyen, lo sienten, lo temen,  
pues Nsi lo guarda en peñascos heridos,  
su canto es de piedra, su furia sostienen.  

Nzé alza su hierro, combate las sombras,  
Akoma le sigue, quebrando la brisa,  
del monte Sî surgen los bravos que nombran  
sus nombres en fuego, su sangre en ceniza.  

Eyong les bendice con filo en las manos,  
les da de su río la ira sagrada,  
sus ojos relucen cual luces arcanos,  
sus pasos resuenan cual trueno en la nada.  

La selva retumba con gritos y guerra,  
las bestias antiguas reclaman su hora,  
Nzé, como trueno, su lanza destierra,  
Akoma, cual rayo, su filo devora.  

Bajo la selva donde el Nsi reposa,  
se alza el misterio de fuego y presagio,  
allí los guerreros, de estirpe grandiosa,  
forjan su destino con rito y coraje.  

El monte Sî llama con voz tormentosa,  
Eyong les susurra en viento salvaje,  
Nzé y Akoma, con furia gloriosa,  
besan la tierra en solemne homenaje.  

Las llamas reviven el pacto sagrado,  
los cuerpos se ciñen de oscuro carbón,  
los dioses observan el fuego dorado,  
la sangre en la roca es rojo blasón.  

Nzé alza su brazo con hierro encendido,  
Akoma responde con filo de luna,  
sus nombres resuenan en monte prohibido,  
su grito es relámpago, su furia, fortuna.  

Mas surge del río la sombra olvidada,  
Maséi despierta con dientes de roca,  
su piel es espanto, su voz es nevada,  
su ira es estruendo que el bosque sofoca.  

Nzé ruge alto, su lanza centella,  
Akoma resiste con llama de oro,  
Eyong les ampara con férrea doncella,  
las sombras del río sucumben al coro.  

Así con su brío forjaron la historia,  
Nzé con su trueno, Akoma con luz,  
sus nombres cincelan la selva en memoria,  
su canto es eterno, su paso es su cruz.  

El río se agita con furia y con miedo,  
la sombra de Maséi crepita en la bruma,  
su aliento es veneno, su cuerpo es de enredo,  
su grito es relámpago, su fuerza, negrura.  

Nzé no vacila, su acero fulgura,  
cual rayo en la noche, la lanza destierra,  
Akoma lo sigue, su filo apresura,  
con danza de sangre retumba la guerra.  

Maséi ruge airado, con garras de roca,  
sus dientes son filo de antigua tormenta,  
los héroes resisten, la sombra sofoca,  
más densa que niebla, más cruel que osamenta.  

Nzé enciende el aire con fuego en su mano,  
su brazo se extiende con ira bendita,  
Akoma avanza con paso insano,  
su espada reluce cual luna infinita.  

Maséi se retuerce, sus grietas supuran,  
sus gritos en selva se tornan lamento,  
Eyong, en el viento, su furia apresura,  
con truenos sagrados retumba el momento.  

Las bestias despiertan, el monte responde,  
la selva se pliega, la sombra se quiebra,  
Maséi retrocede, su grito se esconde,  
su reino de miedo sucumbe en la guerra.  

Así en la batalla forjaron su estirpe,  
Nzé con su trueno, Akoma con luz,  
sus nombres retumban, su sangre es su insignia,  
su paso es eterno, su canto es su cruz.  

Maséi, en su agonía, retuerce su espanto,  
su sombra se ahoga, su furia se quiebra,  
sus gritos resuenan cual ecos de llanto,  
su cuerpo en la tierra en ruinas se entierra.  

Nzé, victorioso, su lanza levanta,  
Akoma con sangre su acero reluce,  
la selva, rendida, con truenos les canta,  
Eyong les observa, su juicio conduce.  

Mas lejos, oculto en los vientos del Nsi,  
se escucha un presagio, retumba un destino,  
las almas que yacen en monte Sî  
reclaman el precio de su hondo camino.  

Nzé siente el peso del pacto sagrado,  
su sangre, en la roca, es brasa encendida,  
Akoma en su pulso percibe el legado,  
su gloria es su cruz, su guerra es su vida.  

Los dioses no dejan que el hierro se duerma,  
Eyong los reclama con voz infinita,  
Nzé, con sus ojos, contempla su yerma,  
Akoma lo sigue con alma marchita.  

La selva los llama, los vientos los cubren,  
sus sombras se funden con Nsi y sus mares,  
sus nombres se graban, sus glorias relucen,  
mas nunca regresan de oscuros umbrales.  

Así, con su brío, forjaron su estirpe,  
Nzé con su trueno, Akoma con luz,  
sus nombres retumban, su sangre es su insignia,  
su paso es eterno, su canto es su cruz.  


Luis NSUE MIA 
@nsuemia.
nsuemia@gmail.com

Sin palabras que expresen mi tristeza.

Sin palabras que expresen mi tristeza,  
se ahoga en silencios mi alma marchita,  
buscando consuelo, mas todo es ceniza,  
perdida en la sombra de vana certeza.  

Las horas se tiñen de luto y enredo,  
mi pena se extiende como hiedra oscura,  
y en su laberinto, mi sangre murmura  
el eco doliente de un viejo recuerdo.  

Mas surge en la brisa un tenue murmullo,  
susurros de vida que rompen mi duelo,  
esquirlas de luz en el aire repullo.  

Tal vez en el alba despierte el anhelo,  
y el llanto se vuelva radiante arrullo,  
un canto que lleve mi pena al desvelo.  


viernes, 23 de mayo de 2025

Mbañe

El sol agonizaba sobre la bahía de Corisco, desangrando su luz entre las aguas que habían sido testigos de siglos de disputas. Allí, en la pequeña isla de Mbañe, dos hombres esperaban en silencio el desenlace de una batalla que no se libraba con armas, sino con palabras escritas en tratados y alegatos.  

Elián, pescador ecuatoguineano, deslizaba sus manos curtidas por la cuerda de su red. Su abuelo le había contado historias sobre los días en que estas aguas eran indiscutiblemente suyas, cuando los españoles trazaron fronteras que años después serían olvidadas por la codicia del petróleo y el poder.  

A unos pasos, Matéo, soldado gabonés, ajustaba su rifle con movimientos mecánicos. No porque esperara usarlo, sino porque le daba algo que hacer mientras la incertidumbre pesaba sobre su espalda. Desde niño había escuchado que Mbañe pertenecía a Gabón, pero en las noches más tranquilas, entre el rumor de las olas, siempre se preguntó si la tierra podía realmente pertenecer a alguien.  

—Dicen que hoy la Corte Internacional de Justicia decidirá—murmuró Elián, sin mirarlo.  

Matéo exhaló con pesadez. La tierra no decide quién la pisa, pensó, pero no lo dijo.  

El viento trajo la noticia como una sentencia tallada en el aire: Guinea Ecuatorial había ganado la disputa.

Hubo un instante suspendido en el tiempo. Elián cerró los ojos, sintiendo que su abuelo, su padre y todos los pescadores antes que él celebraban en ese mismo momento, en alguna parte más allá del horizonte. Matéo, en cambio, sintió un vacío extraño, una especie de derrota que no tenía bandera ni odio, sino el peso de una historia que nunca había sido suya.  

Se miraron por primera vez en toda la tarde. No había resentimiento, solo la certeza de que, pase lo que pase, el mar seguiría siendo libre.  

—El agua nunca nos separó—susurró Elián.  

Matéo asintió. Y sin decir más, dejó que las olas le mostraran el camino de regreso.  


Lucas sakul NSONO

jueves, 22 de mayo de 2025

Caminos que se cruzan, raíces que se abrazan

Keren

El rincón de Keren comenzó haciendo resúmenes de artículos, una idea cambió el rumbo del blog con un relato, desde entonces y retomando aquellos tiempos en los que disfrutaba de la lectura, comencé a escribir relatos cortos. Más tarde comencé a colaborar con MCDMX ( Masticadores de México) cómo relatadora, colaboré con plataforma cero como columnista "LAS LECTURAS DE KEREN" , También cómo editora en MCDMX gane premios por mi blog , cómo puede ser premio a la mejor entrada del mes , premio a mejor relato ( cultura bubi) , y muchos más, otro cambio llegó y ese fue la dedicación a las reseñas literarias que comenzaron siendo españolas y finalmente africanas y afrodescendientes. Desde no hace mucho colaboro con dos personas afrodescendientes, y en este momento trabajando en un borrador. Ya publiqué, pasajes de una vida, la quimera de Abigail y la magia que hay en mí Ancestras y la 2° parte, más personal. 

El rincón de Keren es un lugar comprometido con la educación, antirracismo, salud y mucho más desde las emociones que albergan a la población negra. Por eso , después de 10 años escribiendo voy un paso más allá.

Caminos que se cruzan, raíces que se abrazan

En el corazón del Golfo de Guinea, la isla de Bioko y el continente africano comparten más que tierra y mar: comparten historia, sangre y sueños. Durante generaciones, los pueblos fang y bubi han convivido bajo un mismo cielo, y aunque la historia ha conocido momentos de tensión, también ha sido testigo de gestos de solidaridad, de encuentros profundos y de una hermandad que, aunque a veces dormida, sigue viva.

Hablar de fang y bubi no es hablar de enemigos, sino de hermanos con heridas. Heridas abiertas por el colonialismo, por las luchas de poder, por el miedo al otro. Pero también hablar de fang y bubi es hablar de lenguas que resisten, de costumbres que perduran, de madres que cantan nanas parecidas a sus hijos, aunque en diferentes idiomas.

Es hora de preguntarnos: ¿qué nos une más que lo que nos separa? ¿No será que los relatos heredados, muchas veces distorsionados, han levantado muros donde podrían crecer puentes?

La hermandad no se impone; se construye. Y se construye desde el reconocimiento mutuo, desde el respeto profundo a la cultura del otro, desde el compromiso colectivo por una Guinea Ecuatorial que no le pertenezca a un solo grupo, sino a todos. Una Guinea donde ser fang no excluya ser solidario con un hermano bubi, y viceversa. Donde la diversidad no sea un obstáculo, sino la mayor riqueza.

Hay jóvenes que ya están rompiendo estos esquemas, tejiendo amistades más allá de los apellidos, mezclando ritmos, compartiendo luchas sociales. Hay sabios que recuerdan los tiempos en que las comunidades intercambiaban productos, saberes y ceremonias. Esa memoria ancestral debe guiarnos.

La verdadera liberación de un pueblo ocurre cuando sus hijos se reconocen como parte de un mismo árbol, aunque sean ramas diferentes. Fang y bubi: dos nombres, una tierra, un destino. Que la historia no se repita con sus sombras, sino con sus luces. Que el futuro se escriba con las manos entrelazadas, no con los puños cerrados.

Solo así seremos verdaderamente libres. Solo así seremos, de verdad, hermanos.

Resistencia artística.

Resistencia Artística, un proyecto que convierte el cuerpo en archivo, en herramienta, en grito. En los márgenes del asfalto y la memoria, e...