miércoles, 3 de septiembre de 2025

Orishas



Esu es el mensajero entre los humanos y los dioses (Orishas). Sin él, ningún sacrificio o plegaria llega a su destino espiritual.
- Señor de los caminos y las encrucijadas: Representa las decisiones, los giros del destino, y las consecuencias de nuestras actos. Su presencia se asocia con el movimiento, el cambio y la dualidad.
- Naturaleza ambigua: No es ni bueno ni malo. Esu puede sembrar caos o traer orden, dependiendo del contexto. Su carácter travieso y astuto lo convierte en una figura que desafía las normas y revela verdades ocultas.
- Sincretismo: En Cuba, se le asocia con Elegguá; en Haití, con Legba; y en algunas tradiciones católicas, con San Antonio. Sin embargo, Esu y Elegguá no son la misma entidad, aunque comparten atributos.


I. En la boca del abismo ríe Esu

Los cielos sangran cuando Esu despierta,  
y en su risa, mil soles se deshacen;  
las puertas tiemblan, los pactos se deshacen,  
la noche, esclava, su lengua le oferta.
De fuego es su sombra, de sal su oferta,  
y en cada paso, los mundos se desplacen;  
¡oh verbo que a los dioses amenaza!,  
su danza rompe la ley más perfecta.
¿Quién osa nombrar al que no se nombra?  
¿Quién cruza su umbral sin perder la forma?  
Esu, que en la duda siembra destino.
No hay altar que no tiemble si lo invocas,  
ni verdad que no mienta si lo tocas:  
él es el caos que escribe tu camino.



II. El conjuro de los caminos rotos

Encrucijada es su trono invisible,  
y cada piedra que pisa, profana  
la lógica, la fe, la carne humana
¡Esu, el que ríe donde es imposible!
Sus ojos son relojes sin sentido,  
sus manos, mapas de rutas que engañan;  
y en su voz, los profetas se desbañan  
como lunas que olvidan su latido.
¡Oh tú, que en la elección siembras tormenta!  
¡Oh tú, que en el error fundas la ciencia!  
Tu nombre es grieta, tu paso, sentencia.
Que venga el que cree saber su camino,  
que beba del vino que tú fermentas:  
verá que el destino es solo un espejismo.



III. Esu, espejo de los que se niegan

No hay alma que no lleve tu reflejo,  
aunque lo niegue, aunque lo disfrace;  
en cada gesto, tu sombra renace,  
como un dios que se oculta en el espejo.
Tu risa es trueno que rompe el consejo,  
tu paso, fuego que nunca se sacie;  
¡Esu, que en la duda pone su base!,  
y en la certeza, clava su cortejo.
¿Quién puede huir del que habita en todo?  
¿Quién puede amar sin cruzar tu lodo?  
Eres la raíz del verbo que traiciona.
Y aun así, te invoco, padre del giro,  
haz de mi carne tu templo y tu rito:  
que en mi caída florezca tu corona.


Poesía inspirada en el dios yoroba conocido como Ésù o Exu.
Autor: SAKUL NSONO.

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