martes, 15 de julio de 2025

En salas que no estás


 Custodio el temblor que dejaste en mi piel,  
como guardián de un templo roto pero fiel.  
Las paredes murmuran lo que tú callaste,  
y el silencio se vuelve el himno que gasté.

He luchado por ti en salas que no estás,  
con la voz hecha polvo y el alma en compás.  
Mientras el mundo aplaude lo que no ve,  
yo conjuro tu sombra para no caer.

No hay medalla para el que sufre sin testigos,  
solo cicatrices que se hacen abrigo.  
Pero aún sin tu voz, sin tu mirar, sin tu cruz,  
mi paso se alza como llama que no reduce.

Hoy marcho con pasos hechos de espera,  
mientras el mundo gira y desespera.  
Cada huella reclama tu memoria,  
como un libro sin título ni gloria.

He bordado tu nombre en cada jornada,  
como quien ora en lengua olvidada.  
Y si el futuro no devuelve tu voz,  
seré el eco que se hace de dos.

Ya no mendigo la gloria en la penumbra,  
soy llama que la noche nunca deslumbra.  
De cada grieta brota mi verdad,  
y en mi pecho late la eternidad.

He luchado, sí, por un tú que no vuelve,  
pero en mi canto hay un sol que se envuelve.  
Y aunque el silencio no firme su perdón,  
yo camino con alma y con corazón.


Luis NSUE MIA
Manifiesto Poético

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