En la sombra de la urbe cruel,
donde ruge el hambre y el sol no arde,
con el filo presto y el pulso fiel,
nadie manda, nadie es mi baluarte.
No temo ley, ni juez, ni horca,
ni uniforme, ni cruz de azar,
que mi suerte la forjan manos
curtidas en noches sin descansar.
Mi mundo es el callejón oscuro,
sin rey, sin ley, sin juramento,
mi patria es la furia del muro
y mi credo, el eco del viento.
A hierro y fuego se labra el destino,
sin dueño que dicte su fin,
pues la vida se juega al peligro
y el mañana es un sueño sin raíz.
Luis NSUE MIA
Almas rebeldes
Letras oscuras
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