miércoles, 16 de abril de 2025

Aquel hombre.

 Con palabras ardientes,

había atravesado corazones 

que aquel gladiador su espada. 

Con honor, gloria y sacrificio,

supo valorar lo ganado, lo perdido; 

ahí do anduvo, conquistó almas 

en toneladas que las fechas 

de un batallón la forjada urbe.

Respetar y admirar al adversario, 

vencer y saber rendir 

para combatir mañana, 

este fue su lema audaz.

Dar el primer paso,

predicar, siempre, con ejemplos 

hicieron de él aquel hombre respetado  

entre camaradas y adversarios.

Hoy, en su descanso bajo tierra 

y quizás por gusanos devorados,

sus pasos siguen guiando a quienes 

en la contienda buscan su consejo.

Aquellos que en el susurro

 del silencio, su voz les otorga asilo.

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