“El hambre no entiende de elección,
La calle no pregunta por tu destino,
Solo toma… toma lo que queda.
¿Pero qué queda cuando el mundo no ve?”
“El sol se pone, pero nunca para mí,
Su calor se esconde tras los muros.
Un hambre que no solo es del estómago,
Es del alma, es de ser algo más…
Me llamaron ladrón cuando robé pan,
Pero ¿quién roba cuando me quitan el mañana?
Las risas en casa se apagan con el tiempo,
Los sueños, esos, se ahogan en el silencio.
Veo la calle como un camino
y como un castillo embrujado.
Un refugio y una trampa,
un lugar en el que existo; pero dime,
¿qué hago si todo lo que toco se rompe?
¿Si mis manos tiemblan
y mis pies no encuentran norte?
No elegí esta pelea,
pero la peleo a diario.
No nací como sombra,
pero la luz me esquiva.
Y aunque la sociedad escriba
mi destino en tinta oscura,
yo guardo un lápiz, por si acaso
puedo rehacer la escritura.”
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