Al borde del precipicio volvemos,
y con tristes miradas, condenados,
inclinamos nuestras
cabezas
una y otra vez.
Nos levantamos, seguimos el sendero
y como corderos al matadero,
somos llevados día a día
donde
por siempre
nuestras almas morarán.
Somos animales aterradores,
la evolución de una sociedad
que camina entre las ruinas
de las colinas apagadas.
Hoy a ambos lados de la tumba
nos concentramos todos,
contemplamos espantosos
momentos
frente al ataúd vacío;
somos el mensaje del espanto,
la fruta del árbol prohibido
y del futuro venimos arrasando
vuestro torcido pasado
dejando pueblos en cenizas
para que entre ellas
broten
las caras
enviadas al olvido.
Luis NSUE MIA
31 de Agosto 2020
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