Si algún día preguntan por mí
decirles que soy un alma errante,
otro ser que deambula con la esperanza
de hallar un puerto en dónde amarrar
los cabos de su navío.
Reconozco que hoy me encuentro
al borde del precipicio.
Atrás dejé la armadura, mi lanza
y el escudo que me han acompañado
en lo que es mi vida
hasta este cementerio
cuyas lápidas carecen de nombres.
Quisiera ser otro pirata cuya única
patria es el desconocido mar,
zarpar rumbo a lo desconocido
y vivir las aventuras más allá
de las leyendas y puertos conocidos.
Siento que ando perdido
y en mi perdición siento
que dejé atrás el conocido puerto,
mi casa, mi hogar, mi pueblo...
Con los lustros he comprendido
que todos terminamos igual,
en un boulevard de sueños
desconocidos y esperanzas
despedazados, en un horizonte
jamás alcanzado;
en una muerte merecedora
que ha acechado desde la cuna.
No hay nada más seguro en mí
que la muerte, lo conocido jamás
comprendido, el entierro, mi sepulcro.
Todo cuanto me rodea es enigmático,
un océano de salvajes tormentas
que me han sacudido siempre
al merced de aquello que otros
catalogan como destino.
Soy un ser errante que navega
en estás aguas desconocidas
y lo único que me guía este mar
infernal es un susurro en el silencio,
otro sueño consolador en la mitad
de esta fría madrugada.
@nsuemia
Letras oscuras.
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